Finalmente, y por desgracia, el SOL se pone. Y más de lo que nunca hubiera imaginado. Pero es normal que la realidad supere a la ficción en un ambiente de utopía.
Nunca me dejará de asombrar hasta que extremos puede llegar a equivocarse el ser humano. Ni hasta que extremo pueden dominar e imponer normas los legos en las materias a reglar. Claro, que los competentes mientras ellos hacen esto se dedican a trabajar. ¿Cómo alguien que no sabe como funciona algo puede legislarlo?. ¿Cómo alguien que no tiene capacidad de interpretación, ni potestad para hacerlo, interpreta leyes? No sé.
Por otra parte, y como dijo La Boétie (1530-1563) "¿cómo puede ser que tantos hombres, tantas ciudades, tantas naciones, soporten a veces todo a un sólo Tirano, que no tiene más poder que el que se le da, que no tiene poder para perjudicarles más que lo que quieran tolerarle y que no podría hacerles ningún daño si no prefirieran sufrirlo todo antes que contradecirle?" . Es más, añade que la costumbre consolida esta situación de dominación, porque "todas las cosas que el hombre se hace y habitúa se convierten en naturales para él". Y no debemos habituarnos a ciertas injusticias y agravios.
Pero, ¿se puede luchar contra esto?. Según La Boétie, sí. Dice: "resolveos a no servir más y seréis libres". No entendamos aquí la exaltación de la revolución violenta, para él basta con la simple toma de conciencia de la dominación y la expresión de la voluntad de ser libre para que la tiranía se hunda. Algunos ven aquí las primeras manifestaciones de la "desobediencia civil", pero también puede verse la "obediencia exacerbada" o, como se dice actualmente, "huelga de celo", que tan buenos resultados les da a los pilotos de la aviación civil en sus reivindicaciones.
Ni que decir tiene que el grupo dominado debe estar unido y actuar unido, en caso contrario fracasará. Y es aquí donde entra otro pesimista antropológico, Hobbes (1588-1679), para el que en el "estado de naturaleza" (primitivo, antes de cualquier acuerdo de convivencia) domina "la guerra de cada hombre contra cada hombre", encontrando en la naturaleza humana tres causas principales de disensión: la competencia, la desconfianza y la gloria, en consonancia todas ellas con una de las inclinaciones más generales del hombre, "un perpetuo e incansable deseo de conseguir poder tras poder". Por ello, y para defenderse de estas injusticias y ataques, nace un orden político, un poder común, en el que se le da a un hombre, a una asamblea, a un consejo, o a una junta, el derecho de representarlos. Es el nacimiento de la representación política que, según aventuraba Hobbes, una vez establecida, se emancipa de los representados y los domina. Se convierte en Leviatán.
¿A qué viene todo esto? A que si queremos evitar las injusticias, debemos estar unidos contra unos representantes que no lo son, y que elaboran normas ambiguas, mal redactadas y sin conocimiento del ámbito en que se desenvuelven. Debemos dominar el estado natural que llevamos dentro y avanzar hacia la equidad. Debemos evitar esa incansable búsqueda de poder, que no lleva más que a abusar de él hasta donde el ser humano encuentre límites (Montesquieu). Debemos marcar esos límites, y permitir la defensa de los derechos, pero no con papel mojado, sino de forma efectiva. Porque, actualmente, como dijo Guerra "Montesquieu ha muerto". Y, finalmente, debemos tener mucho cuidado a la hora de leer e interpretar las normas.
Guanarteme, Rythmduel, Porto, y tantos otros. Lo siento por la injusticia.
Me viene a la cabeza esta antigua canción que he rescatado del tubo tuyo (youtube), con mucho ritmo, para ornar este post que me hubiera gustado no escribir.