domingo, 17 de febrero de 2013

BERENJENAS A LA BARCA DE CARONTE

Hoy mostramos una nueva receta. Rápida, fácil de hacer y riquísima. Las berenjenas son unas de mis hortalizas preferidas.

La receta es una pequeña variación de las ya conocidas "Berenjenas a la barca" o "Berenjenas rellenas". Pero como he introducido la mejora de freír las barcas les he dado el nombre de "Berenjenas a la barca de Caronte", el barquero que cruza las almas a través de la Laguna Estigia para llevarlas a las puertas del Infierno.

Para preparar el plato necesitaréis:

1 berenjena
100 gr carne picada (mejor mixta de cerdo y ternera)
Tomate frito
1 cebolla pequeña (o un trozo de una grande)
Jamón serrano
Orégano
Queso rallado para gratinar
Sal
Aceite

Lo primero que debemos hacer es partir la berenjena por la mitad, y hacerle unos cortes en la pulpa para que su interior se divida en dados. Salamos ambas mitades, y las dejamos reposar una media hora para que pierdan su amargor.

Mientras, picamos el jamón, la cebolla, y salamos la carne picada.

A continuación vaciamos la berenjena con una cucharilla o con un cuchillo, lo que nos resulte más cómodo, y reservamos los dados de la pulpa para más tarde.

Cogemos las cáscaras de las berenjenas, que habrán quedado con forma de barca al vaciarse, y las freímos con poco aceite. Esto las hará más sabrosas.

Una vez fritas las ponemos en una fuente para el horno y les extendemos un poco de tomate frito.

Ponemos un poco de aceite en la sartén y sofreímos la cebolla, le añadimos la carne y finalmente los daditos de berenjena. Cuando la mezcla vaya estando lista espolvoreamos una cucharadita de orégano, le damos unas vueltas para que coja el sabor, la probamos y rectificamos de sal, y retiramos la mezcla del fuego.

Rellenamos las berenjenas con la mezcla. Les añadimos el jamón y el queso, y las metemos en el horno, que habremos calentado previamente, a gratinar.

Luego las ponemos en un plato y nos las zampamos.

Tanto trabajo para diez segundos de placer. ¡Qué le vamos a hacer!

Os muestro unas imágenes y un vídeo con narración incorporada. En la imagen de familia de los ingredientes falta el queso rallado. Es que es un poco tímido.










domingo, 3 de febrero de 2013

SECTA SECRETA

Puede parecer mentira, pero en mis ratos libres salgo a pasear en busca de aventuras con mi gorro de ala ancha y mi látigo. No, no soy el Christian Grey ese de las sombras chinescas. Me refiero a que salgo a buscar aventuras al más puro estilo Indiana Jones.

El estudio de las civilizaciones antiguas y de la antropología me apasiona. Tengo pendiente de publicar un post sobre "El Inútil medrador y su evolución a través de los tiempos", pero todavía estoy estudiando a estos individuos en su hábitat natural.

El tema que hoy nos ocupa versa sobre unas manifestaciones arquitectónicas que se dan en la zona de Valencia, son bastante abundantes y se encuentran en buen estado de conservación: Las chimeneas gigantes. Aún desconozco a que período se remontan, pero no descarto el Cretácico.

Después de duras e intensivas investigaciones he llegado a la conclusión de que son ofertorios a los dioses de la antigua secta conocida como los Barbequiu. Esta secta se ha extendido hasta nuestros días y son más poderosos que cualquier masonería. Es más, están por encima de todos ellos. Sus sacrificios se realizan con la carne de vacas o cerdos. Pueden desmembrarlos: costillas, patas, manos,... O incluso triturarlos y conglomerar su carne en trozos compactos como si fueran muebles de melamina ¿Y para qué? para ofrecerlos a sus dioses: Colester y Triglicer.

Sé que nadie va a creerme, pero lo que cuento es cierto. Lo vi claro desde el momento en que empecé a preguntar lo que eran esas extrañas construcciones y nadie sabía qué contestar, como si las acabaran de ver. Más tarde vi la luz, y atando cabos logré entender el significado. Pero este conocimiento entraña riesgos, y no pude aguantar la presión. Ahora soy uno de ellos ¿Cómo sucedió? ¡Nitchs! Me captó el Gran Maestre de la orden, Homer J. Simpson. Sí. Empecé con una de esas hamburguesas de buey. ¡Dios, que sabrosa estaba! Todavía hoy no he podido olvidar su dulce y embelesador beso. Lo siguiente fue una ruta por el vicio y las bacanales de las barbacoas: costillas de cerdo, de vaca, chimichurri, salsa barbacoa, mollejas, torreznos, cerveza... ¡Arrrrrrggggllllll! ¡Qué cosas más ricas!

No tengo salvación posible, pero no os preocupéis por mi, porque no quiero ser salvado. Me he lanzado al vacío y me he entregado a Colester y Triglicer en cuerpo y grasa. He compartido rosquillas con el resto de hermanos, y éste es un vínculo más fuerte que la mordedura de un vámpiro. Me he transformado.

Si os parece que estoy loco, sólo os diré que me han prometido una muerte dolorosa, cirrótico, y con el hígado más graso que el de un pato de los de hacer foie. ¡Yuju!








Si alguien tiene alguna explicación sobre lo que son estas extrañas chimeneas que pueblan Valencia hasta Alicante que lo diga. En caso contrario os espero en la próxima barbacoa. ¡Barbacoa! ¡Mosquis!