lunes, 28 de octubre de 2013

EFEMÉRIDES

Tal día como hoy hace 46 años vino al Mundo el que suscribe. Y en este día que empezó con malos augurios y enfrentamientos verbales, y continuó con exceso de horas de trabajo, en este día, cuando el Sol caía y recogía mis cosas para irme a casa a través del atasco, en este día, me giré y atravesando la ventana de la oficina con la mirada pude saborear algo de dulzura. Era el paso previo a disfrutar lo que quedaba de día con mis hijos, con risas, con dulces y con una vela que valía por 46.

Esta es la imagen que vi tras la ventana de un día muy largo.





Y se abrieron los Cielos, y el Infierno emergió de las entrañas de la Tierra. No podía ser de otra manera mi cumpleaños.








lunes, 21 de octubre de 2013

EMPANADILLAS DE SOBRAS

Continuamos con la cocina de posguerra, es decir utilizando las sobras de otras comidas. Aunque esta receta la podemos hacer con infinidad de ingredientes, no solo con sobras. Se trata de investigar, de crear, de... Perdón me estaba volviendo como Chicote. No, no es por lo de gordo, sino por lo cansino.

La verdad es que cuando pienso en empanadillas me viene a la cabeza un bar de Vigo que las hace de vicio: O Carballo (calle de Manuel Núñez, 3, cerca de la calle de Príncipe). El que pase por Vigo que se acerque, es un sitio pequeño, pero merece la pena. Y que conste que ni son familia mía, ni tan siquiera los conozco. Solo conozco sus empanadillas, que devoro con pasión cada vez que puedo.

Me he desviado del tema principal. Me parece que estoy un poco empanao hoy, pero solo un poco, es decir, estoy empanaillo. ¡Ah, ya recuerdo de que iba el tema!

Cuando hice el cocido me sobró un poco de carne picada al hacer la pelota ¡No, no se la hice a mi jefe, estoy hablando del cocido! Pues bien, esa carne sobrante la sofreí en la sartén con aceite y cebolla y la guardé en la nevera. Así días después me dispuse a afrontar otro reto, hacer las primeras empanadillas de mi vida. Sí, ya sé que como reto no suena tan bien como escalar el Everest, pero es lo que hay, además a mí el frío me sienta fatal para la artrosis.

Para hacer unas empanadillas necesitaréis los siguientes ingredientes, y practicar:

1 Paquete de masa de empanadillas preparadas
Carne picada mixta sofrita con cebolla
1 Huevo
1 Tomate
1 Cebolla
Queso rallado Emmental
Mozzarella
Medio calabacín
Aceite
Sal
Pimienta









El huevo llegó tarde a la foto de familia. Siempre se retrasa algún ingrediente. Voy a tener que tomar medidas disciplinarias serias.


Picamos la cebolla, el calabacín y la mozzarella.











Partimos el tomate por la mitad.






Mezclamos el calabacín, la cebolla, la mozzarella y el queso rallado en un plato, y lo regamos con el tomate rallado. Convertimos el plato en una bacanal de ingredientes. ¡Cuidado! Alguno al ver la bacanal puede querer meterse dentro, y no cabéis. Además no es de esas bacanales, qué me lo han contado, no penséis que soy tan degenerado como vosotros.










Salpimentamos. Es decir, le echamos sal y pimienta.






Ponemos aceite en la sartén y freímos toda la mezcla.










Cuando estén pochadas las verduras, añadimos la carne y le damos unas vueltas.







El siguiente paso es sacar la masa de las empanadillas, colocar las obleas sobre una tabla, rellenar con un poco del resultado de nuestra fritura, e intentar envolverlas, presionando los bordes para que cierren.









Batimos el huevo. Primero hay que romper la cáscara y sacar lo de dentro. Lo digo por si acaso, que luego se escuchan cosas como: pues Hit dijo que batiera el huevo, no que le quitara la cáscara, y yo creí que era crujiente de huevo batido.






Con una brocha de cocina, pintamos de huevo las empanadillas y las colocamos en una bandeja del horno.

Como podéis observar, la primera empanadilla que envolví (en el centro a la derecha) no quedó muy allá, luego le cogí el truco.







Las metemos en el horno, y las vigilamos. No, no es por si se escapan, es para que no se quemen. Cuando las veamos hechas, algo tostadas, las sacamos y nos las zampamos.

Aconsejo darles un poco de tiempo de vida para que se enfríen, u os quedaréis sin lengua.









El resultado de la prueba lo podéis ver arriba. Quizás no os parezcan muy allá, pero yo tenía la intención de que mis hijos y mi mujer se comieran como mucho la mitad esa noche, y dejar el resto para comerlas frías al día siguiente (o recalentadas), y no quedó ni una.

Suerte y a disfrutar.






viernes, 11 de octubre de 2013

ROPA VIEJA O ROPA VINTAGE

En tiempos de crisis la gente se preocupa por aprovechar al máximo los recursos de los que dispone, pero esto no debe ser así, no debe darse este uso únicamente en tiempos de crisis. La crisis es relativa. Cuando nos afecta a nosotros la llamamos crisis, pero si la sufre el tercer mundo (¿cuál es el segundo?) la llamamos pobreza, y esa crisis/pobreza es perenne. Así que debemos considerarnos permanentemente en crisis, y actuar en consecuencia.

De las crisis han salido los grandes platos que hoy comemos. De los Master y Top Cheffs salen remakes de dichos platos, menos abundantes y menos sabrosos. No tienen que estrujarse la sesera para hacer algo rico con cuatro cosas, tiene de todo y en abundancia.

La ropa vieja nunca se tira. De toda la vida se ha llevado a la Parroquia para su reparto a personas necesitadas, y hoy día hay contenedores que también cumplen esa función. Incluso el dios Televisión recauda fondos con la ropa vieja ¿No habéis visto el anuncio del Armario de la Tele? Evidentemente el diferente aprovechamiento de estos excedentes hace que sean más humanitarias las dos primeras opciones, la del Armario del dios Tele es un pelín interesada.

Pero este es un post de cocina, y pensaréis, ya se le ha vuelto a ir la pinza al Hit, o se ha vuelto a pasar con el licor café. La respuesta b) es cierta, pero no es por eso, no. El post es de cocina, pero la cocina tiene dichos y nombres que se pueden confundir con otros ámbitos. Por ejemplo: "gallina vieja hace buen caldo". Os aseguro que si alguien pronuncia esa frase no se está refiriendo a comida,..., a comida en el sentido literal de la palabra. Ropa vieja es el nombre de una forma de aprovechar los restos del cocido. Hay otras, como el arroz al horno, las croquetas,..., pero hoy toca la ropa vieja, que ni es ropa, ni es vieja, y está deliciosa.

A mi hija no le gustan los garbanzos del cocido, pero le encantan los de la ropa vieja ¿Qué los hace tan especiales? La ropa vieja cambia el sabor del cocido completamente, dejando su regusto en el fondo. Esta receta la inventó una señora en tiempos de necesidad y escasez, no creo que Ferrán Adriá, o Arguiñano pudieran haberla descubierto. Hay que sufrir la tensión de no saber qué hacer con lo poco que hay, para dar el mismo plato tres o cuatro días seguidos y que los comensales piensen que son diferentes.


Necesitaréis:

Las sobras del cocido (si ha sobrado algo)
2 o 3 Patatas
1 Cebolla
3 Tomates maduros
Aceite
Sal







Picamos la cebolla.







Ponemos aceite a calentar en una sartén profunda.








Pochamos un poco la cebolla.






Cortamos el tomate en mitades.







Lo rallamos encima de la sartén.













Le añadimos un par de cucharadas de azúcar para quitar la acidez del tomate. Esto va según gustos, al que le guste ácido que no se las eche.







Salamos el tomate frito.






De las sobras del cocido, desmigamos el pollo, cortamos la pelota en cachitos, troceamos la carne y la morcilla,..., troceamos todo y retiramos todos los huesos. Una vez hecho esto lo agregamos a la sartén y lo mezclamos con el tomate frito. 

Lo dejamos unos minutos y ya tenemos la ropa vieja lista.







Podríamos dejarlo así, pero a mí me gusta rematar este plato con unas patatas fritas. Y para ello las corto como en la foto de abajo, y las frío.








Una vez hecho esto podemos emplatar y servir.








Os garantizo el éxito. Un éxito con muy poco trabajo.

Yo me he probado esta ropa vieja y me sienta genial, aunque si la usas mucho te saldrán unos volantes extraños a la altura del ombligo. Michelines les llaman algunos.

Hasta la próxima receta, o el próximo post ¡Y no olviden supervitaminarse y mojar pan!





viernes, 4 de octubre de 2013

COCIDO MULTIRREGIONAL

En estos tiempos de separatismos, separaciones, independencias y otras escisiones, creo que debemos reflexionar sobre como a lo largo de la Historia las personas se han ido agrupando en familias, luego en clanes, posteriormente en tribus, para desembocar en naciones y actualmente en entornos globalizados que suprimen y superan las fronteras tradicionales.

Es curioso ver como los grandes defensores del liberalismo económico y los defensores de los derechos y libertades del ser humano, se emperran en poner fronteras donde ahora no existen para encerrar dentro de ellas a sus enardecidos conciudadanos, a quienes quieren convertir en súbditos. Volvemos a la Edad Media.

Quinto Fabio Máximo, allá por el 200 a.c., ya apuntó que para manejar a su antojo a Roma y al Senado no había mejor arma que el miedo. El miedo hace que la masa se ponga en guardia y se defienda de los enemigos imaginarios que el manipulador les presenta. Lo siguiente es que la masa popular hace todo lo que el manipulador quiere que hagan.

Desde este post, y con esta receta, pretendo demostrar que las evolución pasa por desarrollar la unión de las personas, no por separarlas. El que quiere separarlas es porque quiere conseguir un chiringuito donde vivir del cuento a costa de los demás.

Cocidos hay en toda España, y en cada región (yo soy de EGB) lo hacen de una manera diferente, aunque similar. Las diferencias las marcaban en sus inicios las materias primas de la zona, pero ahora con la globalización puedes encontrar de todo en cualquier lugar de España, y podemos hacer un cocido combinando lo mejor de cada zona. El Cocido Multirregional.

Necesitaréis:

1 hueso de jamón
1 trozo de grasa de jamón (o tocino) 
300 gr de morcillo de ternera
Garbanzos
1 Morcilla de Burgos
2 Chorizos


300 gr de carne picada mixta (ternera/cerdo)
1 Diente de ajo
Perejil
Miga de pan
Pan rallado
Leche
1 Huevo
100 gr de calabaza
4 Zanahorias
1 Repollo
4 Patatas
2 Cuartos traseros de pollo
Sal







Muy bien. Habéis detectado que el aceite está en la foto y no forma parte de los ingredientes. Esto es como lo de buscar a Wally, pero en busca del ingrediente impostor.

Los garbanzos podemos comprarlos secos, en cuyo caso debemos ponerlos en remojo la noche anterior, o de bote ya cocidos, con lo que perderemos un poco de calidad (no mucha), y nos ahorraremos trabajo y el ataque del amigo de Frau Merkel, Herr Alzheimer.




 






Una vez vistas las fotos de todos los ingredientes. Algunos salen en fotos separadas porque por motivos de agenda eran requeridos en otras recetas en esos momentos. Aunque finalmente pudieron estar presentes para participar en la realización de este plato. Aprovecho para agradecerles a todos el esfuerzo que han realizado dedicándonos lo mejor de ellos. ¡Slurp. Aaaarggggglllll!

Como decía, una vez vistas las fotos, llenamos la olla a presión, o la olla rápida (por qué se llamará así, si cada vez que quiero cogerla la pillo enseguida), con un poco de agua. Yo para una olla de 6 litros pongo 1 litro y medio de agua. Luego, si sobra se puede vaciar.







Encendemos el fuego y ponemos la olla encima. El primer ingrediente a introducir es la calabaza cortada en cuadraditos para que se deshaga los máximo posible, y así le dé sabor y espesor al caldo.

Añadimos la grasa del jamón (o el tocino),  el hueso de jamón, y los garbanzos (si no son de bote).

Pelamos las patatas, pero no las metemos en la olla, las reservamos.





Cortamos el repollo en cuatro trozos, pero yo usaré solo dos, por la capacidad de la olla.
Introducimos el repollo y las zanahorias peladas en la perola.









A continuación preparamos la pelota.

Salamos la carne picada.





Picamos el diente de ajo.






Mojamos un poco de miga de pan en leche.






Mezclamos el perejil picado con la carne idem.






Batimos un huevo.







Añadimos el ajo, el huevo, y la miga de pan, a la carne masacrada, quiero decir picada.











Espolvoreamos un poco de pan rallado sobre la carne, y le vamos dando forma de pelota. Vamos espolvoreando más pan rallado si vemos que la forma no se mantiene.








Finalmente obtenemos algo como esto. Un superalbondigón.











Preparamos: los cuartos traseros de pollo, el morcillo, los chorizos, media morcilla de Burgos, las patatas y una pastilla de Avecrem, y una vez que lleven cociendo el resto de los ingredientes unos 20 minutos lo añadimos todo a la olla.

Introducimos también los garbanzos (si hemos optado por usar los de bote que ya están cocidos)













Cerramos la olla, la salida de vapor y el pestillo (de color naranja en mi caso), y lo dejamos cocer a fuego fuerte (5 de 6) hasta que empiece a liberar vapor, momento en que bajamos el  fuego (3,5 de 6) y abrimos la salida de vapor hasta la mitad.







Se deja cociendo 10 minutos más y se apaga el fuego.

Si tenéis terraza, para evitar que siga cociéndose como un vulgar borrachuzo, podéis llevar la olla (sin abrir y sin quemaros) hasta ella, colocarla en el suelo, y abrir la salida de vapor a tope. Recomiendo no ser curioso y no ponerse delante para ver como sale, podéis terminar con quemaduras de tercer grado y más ciegos que un gato de yeso.








Una vez que todo el vapor haya salido podréis abrir la olla y el resultado será éste, o algo similar.







Y una vez distribuido en platos os queda un cocido que ríete tú de La Bola, Malacatín, etc.
















Huelga decirlo, pero ya sabéis que el caldo lo podéis tomar solo, como consomé, o cociendo unos fideos (de 6 a 8 minutos).

Abajo podéis ver un ejemplo de un primer plato (consomé o sopa) y un segundo plato (cocido) ya listo para devorar.















¿Porqué le he puesto el nombre de multirregional? Porque lleva la pelota, que es típica de la zona mediterránea. Hay muchas formas de prepararla, según sea la valenciana, la catalana,..., pero este es un ingrediente de esta parte de nuestra geografía. También lleva morcillo, garbanzos y pollo, algo típico de la zona centro, Madrid. El repollo es una importación gallega, o sospecho que es gallega porque se lo pone mi mujer desde que la conozco. El tocino pertenece a varias regiones, Madrid, Andalucía (allí se llama pringá). Y si se quiere experimentar, se puede sustituir el repollo por berza, por tagarnina, o por acelgas, con lo que abarcaríamos desde Galicia a Andalucía.

Cada región nos aporta lo mejor de su gastronomía, y juntándolo todo obtenemos una delicia que no conseguiríamos ni de coña por separado.

La unión hace la fuerza, y el colesterol, pero que rico está el colesterol.