jueves, 20 de enero de 2011

ESCULTURAS DE VIGO

Hace ya algún tiempo que quiero escribir este post. Un post dedicado a las esculturas-monumentos de la ciudad de Vigo (en Pontevedra). Algunos maravillosos, otros incompresibles y otros horrorosos.

Comenzamos el recorrido con uno de los más conocidos, el de los caballos de la Plaza de España. Me encanta. Es asombroso, y de un gran realismo.




Cerca del anterior, subiendo al monte del Castro (en el centro de la ciudad) disfrutamos del monumento de las anclas y cañones de los galeones de Rande, además de unas vistas espléndidas de la ría.




En la zona del puerto podemos ver una escultura representativa de Julio Verne. Ésta es de reciente creación, por lo menos comparada con las otras.





En la Gran Vía, en dirección de bajada al puerto, podemos observar el esfuerzo de los pescadores recogiendo las redes.






Aunque los pescadores están en pelotas, y yo creo que el autor tiene cierta influencia del creador del toro de Osborne que adorna nuestras carreteras. Las pruebas de esta deducción os las muestro en el siguiente vídeo.













Y llegamos a la escultura que más me gusta. A mucha gente le horroriza, pero a mi me encanta desde la primera vez que la vi, hace más de veinte años. El monumento al trabajador, en la plaza de la industria. Está hecho de piezas, y representa a un trabajador del metal.
Como podéis ver está en medio de la carretera, y me costó bastante sacar las fotos cercanas, porque el móvil no tiene tanto zoom. Así que tuve que invadir un pelín la calzada. Vamos que me fui acercando hasta pegarme a la estatua. Menos mal que había poco tráfico.











La siguiente tiene pocos años, y le dije a mi hija que se había caído. Ella, cada vez que recuerda el día que la vio, dice: el día que vimos la estatua que se había caído...




Y finalmente, la más horrible es la estatua del Sireno. Se asocia normalmente a las sirenas con unas mujeres bellísimas con cola de pez que arrastraban a los marinos a su perdición. Pues el Sireno no arrastra ni a la/o más desesperada/o. Esto es discriminación por razón de sexo.





Por supuesto hay más, como el monumento a Europa,... pero las fotos las haré en otro viaje.

4 comentarios:

puertoblazquez@gmail.com dijo...

Hit! estoy contigo. Me gusta la estatua del trabajador. La de las anchas te debe gustar mucho porque la tienes repe. Oye... los pescadores desnudos...es verdad, como el toro de osborne pero, ¿qué frío no?
Saludos,

JuanRa Diablo dijo...

Excelente reportaje. Me ha gustado esto de pasear por Vigo sin moverme de la silla. :)

Te daré mi opinión de lo visto:

La de los caballos es imponente. Me recuerda a algunas de las fallas que hacen en Valencia (y otras localidades) que muchas veces son auténticas obras de arte y parecen desafiar a la gravedad.

Lo mejor de las de las anclas es, sin duda, el entorno.

La que "se ha caído" (menos mal que no pilló a nadie debajo XD) me parece muy original. Eso sí: se podían haber currado un poco más esos "pies"

La que más me ha gustado es también la del Monumento al trabajador, en plan mecano oxidado.

Ante la del sireno debieron pensar: vamos a ponerla lo más alto posible, que se disimule un poco lo feo que es este engendro XDD

Espero otra entrega de este tipo. Hit. Me ha gustado.

Un abrazo

PD. Al oficio de pescador es que hay que echarle pelotas, está claro.

LastChild dijo...

Hit qué observador. No había reparado yo en el detalle de los pescadores :D

A mí el sireno también me parece un engendro...

Y también me gustó mucho el reportaje.

Un abrazo.

hitlodeo dijo...

Puerto:
Me alegra coincidir contigo en la del trabajador.
Algo se les va a helar a esos como no se abriguen.
Un beso

JuanRa:

Veo que vamos coincidiendo todos en la del trabajador.
La del Sireno la pusieron cuando yo vivía por aquellos lares, y levantó bastante polémica.
Vamos, yo no me comía un pescado con esa pinta ni de coña.
Un abrazo

Last:

Mira que llevo años viendo la escultura de los pescadores, y que sabía que estaban desnudos, y que en cada manifestación les ponían pegatinas en el culo, pero hasta estas Navidades no me había dado cuenta de los pendientes ocultos.
Un beso