jueves, 26 de junio de 2014

PATORRAS DE PAVO AL HORNO

Llega el verano y vas por la calle, por las piscinas, por la playa,..., y no sé porqué pero te viene a la cabeza lo ricas que están las patorras, y que te comerías un par de ellas que acabas de ver. Me refiero a las patorras de pavo, no las de las pavas, y las acabo de ver en la carnicería. Lo aclaro porque sé que hay mucho mal pensado. Esperad un momento que voy a darme una ducha fría. ¡Es por el calor!

Ya he vuelto. Tenía que refrescarme, el verano, el calor, el horno,... ¡Esto es un infierno! No sé como puede aguantarlos JuanRa. Seguro que tiene algún tipo de privilegio como caldera con aire acondicionado, o un súcubo con un pai-pai, aunque en este caso también le iba a hacer falta la ducha fría.

La primavera la sangre altera, y el verano, y el otoño, y cuando no. ¡Perdón! Vuelvo en un momento.

Ya está. Otra duchita y unos hielos por el cogote, y como nuevo.

Voy a centrarme. Se trata de hacer unas patorras al horno, que están deliciosas. ¡Patorrrraaaaaasssss! ¡Aaaaarrrrrrggggggglllllllllll! ¡Homer gustar!

Esta receta tiene como artista invitada a la fuente que me regalaron mis compañer@s de trabajo. Una maravilla de fuente, y una maravilla de compañer@s.



Necesitaréis:

2 Patorras de pavo
3 Patatas
1 Cebolla mediana
6 o 7 Dientes de ajo
Un vaso de los de agua de vino blanco
Un vaso de caldo de pollo
Aceite
Pimienta
Sal

Accesorios:

Una maravillosa fuente para el horno.
Una brocha de silicona.









Untamos la base de la fuente con aceite.






Ponemos las patorras en la fuente y las untamos de aceite con la brocha.







Pinchamos los dientes de ajo y los colocamos, sin pelarlos, pegados a las patorras.






Cortamos la cebolla en rodajas finas.






Pelamos y cortamos las patatas en rodajas algo gruesas (1 cm).






Freímos la cebolla unos 2 o 3 minutos a fuego flojo.







Añadimos las patatas y las cocinamos un poco, sin que lleguen a freírse del todo. 






Sacamos la cebolla antes que las patatas para que no se nos haga demasiado. También podemos optar por hacerla sola un poco más de tiempo, sacarla, y luego cocinar las patatas en ese mismo aceite.








Sacamos las patatas antes de que estén hechas del todo, y salamos el conjunto de las patatas y la cebolla.








Ponemos el horno a calentar, unos 10 minutos a 180º sin el ventilador. Mientras se calienta añadimos el vaso de vino y el de caldo a las patorras.







Bajamos el horno a 160º y metemos la fuente. Debemos dejarla unos 20 minutos, dándole vuelta a las patas cada 10 minutos. Tendremos cuidado de que no se quede sin caldo, y cuando le demos la vuelta lo regaremos por encima con su propia salsa.







A los 20 minutos volveremos a darle la vuelta, regaremos por encima con su salsa, y añadiremos las patatas y la cebolla. Volveremos a introducir en el horno otros 20 minutos, dándole la vuelta cada 10.






Finalmente obtendremos un exquisito plato, muy jugoso, y con muy poco aceite.







Le daremos el toque final con un poco de perejil.







Un plato delicioso, jugoso, sano, hasta los ajos pueden comerse, y en una maravillosa fuente que le da el sabor especial de la amistad.

Me estoy poniendo muy blando, solo falta que salga Tarta de Fresa.

¡Hala!, a probarlo que está para chuparse los dedos. Literalmente.




jueves, 19 de junio de 2014

POLLO SOBRE SUS ENTRAÑAS

Ayer abdicó el Rey del Mundo del fútbol, la selección española. Finalizó el reinado del equipo creado por Luis Aragonés. También abdicó el Rey de España, Juan Carlos I, para dar el relevo a Felipe VI. Y a la vista de la gente que ha acompañado a los nuevos reyes esta mañana en su paseo desde el Congreso hasta el Palacio Real podemos extraer dos conclusiones: un puente no es un buen momento para que la gente asista a este tipo de eventos, suelen preferir la playa, o no hay mucha gente a favor de la Corona. El tiempo lo dirá.

Entre tantas noticias de reyes recordé a otro rey, el rey del pollo frito, Mr. Ramoncín. Este hace años que abdicó de su corona para convertirse en adalid de la cultura. Su metamorfosis se produjo en la Caja Tonta presentando el programa "Lingo Lingo", y luego evolucionó, como los Pokemon, hasta llegar a la SGAE. La verdad es que no sé por qué se hizo famoso por esa mierda de canción, contando en su discografía con temas como "Ella es perversa", "Soy un chaval", "Hormigón, mujeres y alcohol", "La cita", "En el espejo", "Chuli", o el genial "Putney bridge".

He estado escuchando algunos temas de Ramoncín, que por cierto podría ser la imagen del Kentucky Fried Chicken, y por mucho que me gusten algunos, no pienso comerme una paraguaya, me he decantado por un pollo sobre sus entrañas. Quizás sea por la influencia de la escatológica canción que le proclamó rey.

Necesitaréis:

4 Cuartos traseros de pollo
Hígados y corazones de pollo
Medio calabacín
1 Pimiento
1 Cebolla
1 Diente de ajo
Tomillo
Vino blanco
Aceite
Sal









Ponemos el aceite a calentar en una olla.








Doramos el pollo y lo reservamos, salándolo un poco.








Picamos la cebolla.







Cortamos y picamos el calabacín.








Picamos el diente de ajo.







Limpiamos y cortamos los hígados y corazones. Yo los he lavado uno a uno, pero he visto un programa de cocina donde les dan un hervor para blanquearlos, y les limpian la sangre así.








Al mismo aceite en el que hemos frito los cuartos traseros le añadimos el ajo picado.








A continuación agregamos la cebolla y el calabacín.








Cuando estén algo pochados añadimos las vísceras.








Cuando se hayan hecho un poco le agregamos un vaso pequeño de vino blanco, y dejamos que se reduzca el alcohol durante 3 minutos.







Añadimos el pollo que habíamos reservado.







Le agregamos agua hasta que justo cubra el pollo, añadimos una pizca de tomillo y salamos un poco. 







Lo dejamos cocinar unos 25 o 30 minutos y extraemos todo excepto el jugo. Si nos ha quedado mucho podemos dejarlo en el fuego hasta que se reduzca.

Finalmente colocamos todo en una fuente, y lo tenemos listo para comer.

Se puede acompañar con arroz blanco, con patatas o con verduras. El arroz blanco es una opción muy buena, ya que absorbe el sabor de la salsa.










Espero que os guste. El hígado y el corazón le dan un toque especial al sabor de esta receta.










viernes, 6 de junio de 2014

TIGRES

Esta es la primera receta que publico en el blog desde que me he trasladado al nuevo trabajo. Ha sido una semana complicada. Aterrizaje en una pista nueva, traslado de material, configuración de ordenador, ir aprendiendo nuevos procedimientos (son los mismos, pero hechos de otra manera), adecuar la zona de trabajo, y lo que ha resultado más sencillo: conocer y tener una buena primera impresión de mis nuevos compañeros. Esto último se explica porque ya conocía a casi todos.

Aún así cualquier cambio es complicado, pero cuando desembarqué en el nuevo puerto mis dudas y temores se disiparon porque al volver la cabeza hacia atrás, vi mi Prao y la que había sido mi tripulación hasta el momento animándome. Entonces me dije: el Tigre de Malasia no puede tener miedo de nada, y menos con ese apoyo en su barco.

Así que entre este nuevo personaje para mi esquizofrenia, y la afición de mi hija por esta manera de comer mejillones, surgió la receta de los Tigres que hoy os cuento.

Necesitaréis:

0,5 Kg de Mejillones 
Pan Rallado
1 huevo
1 Cebolla
1 bote de 0,5 litros de Besamel Santa Teresa (si os gusta más otra, pues la que os guste)
Una tarrina de jamón en taquitos muy pequeños
Aceite
Sal









Lavamos los mejillones, les arrancamos las barbas, y los ponemos a cocer en una cazuela..








Una vez abiertos y cocidos, los sacaremos de la cazuela y extraeremos el  bicho de la concha.






Limpiaremos las conchas por dentro y por fuera rascándolas con un cuchillo. No todas, solo unas cuantas.











Picaremos el bicho de los mejillones que habíamos separado.






Picamos la cebolla.






Ponemos aceite a calentar en un cazo.







Pochamos la cebolla.






Añadimos el jamón y lo rehogamos un poco.







A continuación añadimos los mejillones troceados.






Y seguidamente la besamel.






Calentamos el conjunto un poco.







Y continuamos rellenando las conchas de mejillón con la mezcla. Como podéis ver conté con la ayuda especial de mi hija. Supongo que quería que estuvieran hechos cuanto antes.











Una vez rellenas todas las conchas, batimos el huevo, las pasamos por él y las rebozamos en el pan rallado.







A continuación las freímos por tandas.







Las ponemos sobre papel de cocina para que suelten el aceite sobrante.







Y finalmente las colocamos en una fuente para que se conviertan en un placer en las papilas gustativas de mi princesa, o en las vuestras.





Sandokán me ha dicho que os salude de su parte, y  que estáis invitados a Mompracem cuando queráis.

Espero que os gusten.