martes, 31 de diciembre de 2013

FELIZ 2014



Ha sido un año de despedidas: Misi, de caminatas veraniegas, de recetas historiadas, de relatos locos de los atascos madrileños, de celebraciones, de felicitaciones, y de lecturas romanas.

Un año más de blog, desde 2008. Un año más en compañía de otros blogueros: JuanRa, Last, Moli (la escritora), Porto, Sebas, Juanju,..., y descubriendo nuevos como el de Montse o Pixel.

A todos vosotros, y a todos los que seguís este sinsentido que yo llamo blog. Y lo digo con orgullo, recordad que soy fan de Homer Simpson. A todos vosotros os deseo que 2014 sea mejor año que 2013, y que os traiga toda la felicidad que os merecéis.

Mi pequeña también quiere deciros algo. Os la pongo en línea.

Os deseo que este año nuevo os traiga felicidad, amor y os recomiendo pasarlo con vuestra familia porque es la mejor compañía del mundo y que si no sabéis que comer o cenar preparad alguna de las comidas que hay en el blog. Feliz año nuevo 


FELIZ 2014




viernes, 27 de diciembre de 2013

CANELONES DE CARNE

Estoy en plena clase de un curso, y estoy recibiendo una paliza que tumbaría al mismísimo Foreman. Tres horas recibiendo sin descanso ¿Dónde está el árbitro? Si encontrara mi toalla la tiraría yo mismo. ¡Qué alguien pare esto! Veo mi vida pasar en fotogramas y una luz blanca al fondo. Me están largando un cilindro de dimensiones considerables y,..., sí, eso es "cilindro" ¡Ese va a ser mi pensamiento alegre! ¡Vamos Peter (Pan) echemos a volar! Mi pensamiento alegre son los canelones.

Salgo volando por encima de mis compañeros y del narcoconferenciante, y me dirijo por la M-30 hacia mi casa, hacia mi cocina de Nunca Jamás, a preparar unos suculentos canelones. Atrás queda mi cuerpo en forma de exoesqueleto recibiendo los constantes, monótonos y mono tonos golpes del incansable Morfeo reencarnado en ponente.

Mientras continua la paliza, y si mi cuerpo aguanta el combate (ya sabéis: si mueres en Matrix también mueres en la vida real), os contaré como realizar unos canelones etéreos, bañados con una bechamel suave y blanca como las nubes que he atravesado camino a casa. Luego intentaré volver a recoger mi cuerpo, si queda algo de él. Solo me consuela que ahora mismo no siente dolor.

Necesitaréis:

400 gramos de Carne picada mixta
Placas de canelones (elegir las precocinadas y os ahorraréis trabajo)
2 Tomates
1 Calabacín
1 Cebolla
Un poco de pollo asado de las sobras del domingo ( o algo similar)
Foie gras
Bechamel preparada (a mí me gusta la de la marca Knorr)
Queso rallado para gratinar
Aceite
Sal













Como esta es mi primera vez con los canelones he comprado los que no están precocinados. Los nervios de la adolescencia culinaria. Así que lo primero que he tenido que hacer es cocinar la pasta.

Colocamos abundante agua a hervir en una olla.





Extraemos las placas de pasta de la caja. Aunque no os lo creáis la caja no es comestible.






Cuando el agua rompa a hervir añadimos un par de puñaditos de sal. Si eres jugador de pelota vasca pídele a tu hija de 5 años que eche los puñaditos.

Le agregamos también unas gotas de aceite.





Echamos las placas una a una, y removemos para que no se peguen durante 10 minutos.







Una vez cocida la pasta la sacamos con una espumadera y la colocamos en una bandeja con agua fría 45 segundos, aproximadamente.







Escurrimos las placas y las depositamos sobre un paño ligeramente humedecido.






Picamos el calabacín y la cebolla.






Picamos las sobras del pollo asado.






Cogemos la carne picada y le añadimos el Foie gras y el pollo picado, y lo mezclamos a mano hasta conseguir una pasta. No, no es ese tipo de pasta. Si haciendo esto se consiguiera pasta gansa aquí iba a estar yo cascándolo.









Cortamos los tomates por la mitad.






Ponemos aceite a calentar en una cazuela, añadimos la cebolla y el calabacín, y los pochamos un poco.






A continuación rallamos el tomate sobre la cazuela, le añadimos sal y un poco de azúcar, y lo dejamos freírse unos minutos. 








Agregamos la pasta de carne y dejamos que se cueza como un Paquirrín cualquiera.

Conviene darle vueltas de cuando en cuando para que no se pegue y se haga por todos los lados igual.

Una vez hecha la carne la sacamos del fuego y la reservamos.





Abrimos un bote de bechamel y extendemos una capa sobre una fuente apta para el horno.

Curioso, si no tienes 18 años no puedes entrar en ciertas películas porque no eres apto para la sala. Pues el horno es como las salas X de las fuentes. Tienes que ser apto para poder entrar.





Ahora llega el momento en el que las experiencias de la infancia pueden sernos útiles. Vamos a enrollar los canelones.

Cogemos una placa de pasta, colocamos un poco de la carne cocinada en el centro, y enrollamos el canelón hasta conseguir que se quede con forma cilíndrica. 







Como os he dicho las experiencias de una infancia liando tabaco o porros puede ayudar, si os queda pulso. Eso sí, no se le pone boquilla, ni se lame la placa para terminar de liarlo. Y por supuesto no se enciende, así que apagar ahora mismo el mechero.

A continuación vamos colocando los canelones en la fuente.





Una vez colocados todos echamos bechamel hasta cubrirlos, y por encima de ésta el queso rallado.






Metemos la fuente en el horno previamente precalentado para gratinar, y la dejamos hasta que veamos la parte superior gratinada a nuestro gusto.






La extraemos y obtenemos estos suculentos canelones listos para comer.






Os dejo, que el narcoconferenciante ya ha terminado y ahora llega el descanso para el cafelito. Y necesito meterle cafeína a mi maltrecho cuerpo para aguantar el siguiente asalto.





martes, 24 de diciembre de 2013

NAVIDAD 2013

Solo desearos a todos Feliz Navidad, que lo paséis lo mejor posible y que disfrutéis con vuestros seres queridos.

A veces para disfrutar no hay que complicarse mucho, ni realizar grandes dispendios. Es tan sencillo como la imaginativa felicitación de mi princesa semiadolescente.








FELIZ NAVIDAD








viernes, 20 de diciembre de 2013

NAVEGANDO POR ENTRANTES NAVIDEÑOS

Me gusta cocinar. Aunque reconozco que me gusta más que la gente disfrute con mis platos. Mis jueces son mis hijos, y son exigentes, a la par que muy agradecidos. La verdad es que esta afición a la cocina surgió para recopilar recetas que he comido desde niño, y que no se pierdan, pero ha ido creciendo como una utilidad para no tener que aprenderme de memoria las recetas. Como buen amante de las matemáticas nunca me ha gustado aprenderme nada de memoria, y eso se paga con una memoria raquítica. De hecho, cuando conocía a una chica en la discoteca y me decía su nombre, la mayoría de las veces perdía la pieza por olvidarme de su nombre. Luego descubrí el truco de: eres un cielo, eres una gatita, mi peluche,... Si me llegan a preguntar: ¿Y cómo se llama tu peluchita?, habría contestado: ¿Pepa Pig?, ¿Puedo pedir el comodín del público?,...

Bueno, que nos desviamos. El caso es que me encanta que disfruten de mis platos, y más aún que disfruten de mis creaciones. Siempre he pensado que la imaginación es una de las reminiscencias que nos quedan de la infancia, según crecemos la vamos sustituyendo por convencionalismos, y por eso me agrada que aún quede un poco de ella en mí. La imaginación era lo que hacía volar a Peter Pan, y por eso no quería crecer. Todos tenemos un Peter encerrado dentro, y a mí me encanta que salga de vez en cuando, aunque solo se asome un poco.

Estando cercanos a la Nochebuena, y después de todo el rollo que os he soltado, voy a tratar de daros algunas ideas rocambolescas de como preparar unos entrantes para sorprender a los niños, y a los no tan niños, en estas fechas. Espero que os sirvan de ayuda para preparar vuestros aperitivos. ¡Kikiriki!

Necesitaréis:

Pan de molde
Salmón ahumado en lonchas
Queso rallado
Esparragos
Un bote de encurtidos
1 Pepino
Mahonesa
Cebollino
Queso Philadelphia
Huevo hilado
Delicias de anchoa (o huevas de salmón si no os gustan)
Mantequilla
Papel vegetal para el horno










Cogemos una rebanada de pan de molde y la untamos con el queso Philadelphia (o similar). Esparcimos por encima unas cuantas bolitas de delicias de anchoa.






Untamos otra rebanada de pan de molde con el queso y cubrimos la anterior, como cuando hacemos un sandwich.








Lo cortamos en ocho triangulitos y los colocamos en una fuente dejando un espacio entre cada dos.








Adornamos los triángulos con una pizca de mahonesa.






Pasamos ahora a preparar los saquitos. Para ello cogemos del bote de encurtidos: un pepinillo, una cebollita, una aceituna verde y una aceituna negra, y picamos los cuatro ingredientes.






Ponemos un poco de queso Philadelphia en un plato hondo.







Añadimos los encurtidos troceados, y mezclamos todo con un tenedor.








Colocamos las lonchas de salmón sobre una superficie plana (un plato vale), y ponemos en el centro de cada una un poco de la crema de queso con encurtidos.






Hacemos saquitos con el salmón envolviendo la crema de queso, y los atamos con cebollino para que no se abran.

Podemos colocarlos equidistantes en una fuente. Además, podemos añadir las yemas de esparrago de pié, en el espacio que habíamos dejado entre los triangulitos de pan de molde, rodeándolas con un poco de mahonesa. Y le daremos color al fondo con el huevo hilado.

Nos quedaría algo así.








Esto ya serviría para presentar en público, pero ¿dónde está Peter Pan en esta historia?

Pelamos el pepino, y lo cortamos por la mitad longitudinalmente para crear una barca. Hacemos una leve incisión a lo largo de la parte central. Y lo aliñamos con un poco de sal y aceite.






Adornamos los laterales de la barca con un poco de salmón.






Ponemos el horno a calentar a 180 grados durante 10 minutos. Y mientras se calienta el horno colocamos una lámina de papel vegetal sobre una fuente del horno, y la untamos con mantequilla. A continuación colocamos sobre el papel vegetal el queso rallado dándole la forma que queramos. En mi caso tiene forma de velas. Un  foque y una mayor.







La metemos en el horno, y cuando se haya derretido la sacamos y dejamos enfriar las velas.

Si no adquieren la suficiente dureza las podemos enfriar en la nevera, pero deben quedar rígidas para poder manejarlas.


Colocamos las velas sobre la hendidura longitudinal de la barca, y situamos el barco en nuestro mar de aperitivos.







Finalmente le damos el toque náutico con un cebollino a modo de gallardete en lo alto de la vela mayor, y ya tenemos nuestro plato.






Ahora si veo a Peter. Solo falta que el barco salga volando y viaje por el interior de algún invitado. Y tras una larga lucha contra los piratas nos haremos con el botín de todos los saquitos. Tan dura será la lucha que caerán las cuatro torres y sus soportes triangulares, como si de la Grecia antigua se tratara. Hasta el mar de huevo hilado desaparecerá a través de los Maelstrom de las gargantas voraces.


¿A qué esperáis? ¡Preparar vuestra aventura!




  

lunes, 16 de diciembre de 2013

ESPINACAS NAVIDEÑAS

En estos días hacer platos sencillos y que den un toque navideño es algo que a los peques les gusta. A los peques y a los no tan peques. A veces un mismo plato presentado de forma diferente entra mejor por la vista, y quedas como un Rey o una Reina.

Como en estas fechas todos vamos estresados con los preparativos de las cenas-reuniones familiares con suegras, abuelas, hermanos, cuñados,..., ¡Navidad completa, Navidad Comansi!, he decidido intentar echaros una mano con un plato sencillo, fácil de adornar, que es muy llamativo, y que se puede utilizar como primer plato, o como centro de unos entrantes para lucirnos.

Y además, este plato tiene otra utilidad. Como en estas reuniones familiares siempre surgen algunos roces, estos flanes de espinacas sirven para relajar las tensiones tirándoselas unos a los otros. Bueno, relaja las tensiones de todos menos de los dueños de la casa-campo de batalla.

Necesitaréis:

2 Huevos
300 gr de espinacas congeladas
Jamón serrano
60 gr de queso rallado
100 ml de leche
Moldes de flan para horno
Pimienta
Aceite
Sal







Cogemos cuatro moldes para el horno, dejamos dos como están y achatamos otros dos por las puntas para darles forma cónica.





Extraemos 3 de los cuatro bloques de las espinacas congeladas (o 300 gr), y las cocinamos en el micro según las instrucciones del paquete. ¡Del de espinacas, animales!

Al terminar las reservamos en un plato.










Untamos los moldes  con un poco de mantequilla.





Batimos los huevos.





Agregamos la leche y el queso rallado al huevo batido, y lo mezclamos todo con el tenedor.






Calentamos aceite en una sartén y cocinamos las espinacas durante 3 o 4 minutos.






A continuación las añadimos a la mezcla de queso, huevo y leche, y removemos hasta que quede homogénea la salsa.

Agregamos la sal y la pimienta, y removemos.







Colocamos la mezcla en los moldes.

Los moldes que tiene forma cónica los sujetamos con imaginación dónde puedan mantenerse rectos sin caerse, en mi caso en un pequeño recipiente de pirex.

Colocamos todos los moldes sobre una fuente de pirex ¿Qué porqué? Porque me lo ha dicho mi mujer, y en estos casos os aconsejo evitar las broncas. No ganaréis nunca.






Precalentamos el horno a 200 grados durante 10 minutos. Metemos la fuente y dejamos que se hagan durante 15 minutos más o menos.






Los sacamos del horno, y extraemos los flanes de espinacas de los moldes con cuidado de no quemarnos.

Dicen que para las quemaduras va bien la clara de huevo. Porque seguro que algún ansioso se habrá quemado ¡Queréis terminar de leer las frases!

Una vez en el plato los adornamos con un poco de jamón serrano.

Aquí tenemos dos de ellos. No era mi intención, pero quizás sean más propios de una despedida de solteros marciana.






Los moldes de forma cónica, debidamente adornados con el jamón, nos crean un plato de ambiente navideño. Un arbolito de Navidad con su estrella en la punta, y sus adornos de jamón.







Yo soy bastante manazas para los trabajos manuales. De pequeño me los hacía mi madre. Pero estoy seguro de que vosotros sois más manitas que yo y mejoraréis el arbolito.

Espero que os sirva para estas fechas. Está muy rico, y es un buen primer plato.