viernes, 25 de julio de 2014

CANELONES MARINEROS

Llega el verano y las ansiadas vacaciones. A algunos les gusta el mar y a otros la montaña, pero a todos nos gustan las vacaciones. Nos gustan más que el chocolate, más que el primer trago de cerveza tras una mañana pateando a 40 grados, más que el bacon a Homer Simpson, más que un conjuro a Harry Potter, más que una pelea a Chuck Norris, más que un anillo al Gollum, más que mentir a un político, más que viajar en Business a un eurodiputado, más que un ataúd a Drácula, más que un revólver a Marcial Lafuente,... ¡Dios, qué ganas de que lleguen las vacaciones!

Hace unos días entre cerveza y cerveza con unos amigos charlábamos del tema.

- Deberían ser 11 meses de vacaciones y uno de trabajo.
+ ¡Nos ha jodido! ¡Brindo por eso!

Y pensándolo fríamente, ¿porqué no? Bélgica ha estado más de un año sin Gobierno y no ha pasado nada. Es más, si me apuras ha mejorado su situación.

Voy a presentarme av las próximas elecciones y voy a prometer 11 meses de vacaciones pagadas. Se van a cagar el Marianico Rajoy, el Pedrito Sánchez y el Pablito Iglesias. Además, 11 meses dan para poder turnar montaña y mar ¡Voy a arrasar! Voy a llamar al partido PODREMOS, Partido de Once Descansados Reposados y Entretenidos Meses de Ocio Salvaje. Además, no pienso enchufar a nadie, total para un mes, si acaso al que me caiga mal para que curre algo.

Por ahora seguiré tachando días en el calendario a ver si llegan pronto las vacaciones y me voy a la playa. Y mientras voy calentando con recetas con sabor a mar. Ésta es una de ellas.


Necesitaréis:

3 Lomos de merluza
Un puñado de Gambas
1 Paquete de Gulas
10 Aceitunas sin anchoa (Encontrarlas pone a prueba hasta a Indiana Jones, parece que salgan con anchoa del árbol)
1 Bote de nata de cocina
1 Caja de canelones precocinados
1 Cebolla mediana
1 Bote de Besamel
Queso en polvo o queso rallado para gratinar
Aceite
Sal










Colocamos la pasta en un recipiente con agua caliente durante 20 minutos.





A los 20 minutos la sacamos, la secamos y la reservamos.







Picamos la cebolla.





Picamos las aceitunas.







Colocamos agua con sal en una cazuela, y la llevamos al punto de ebullición. Como consejo recomiendo echar la sal después de que haya empezado a hervir, tardará menos.






Cocemos durante cinco minutos los lomos de merluza.






Reservamos medio vaso del caldo.






Sacamos la merluza.








Y la picamos.







Ponemos aceite en la cazuela.







Añadimos las aceitunas y las doramos un poco.






Añadimos la cebolla y la pochamos (también podemos agregar un poco de calabacín). Seguidamente añadimos las gambas para que se hagan.






Una vez hechas las gambas agregamos las gulas y la merluza, y le damos unas vueltas.







Añadimos un tercio del bote de nata y el vaso de caldo, y dejamos que se reduzca la salsa.









Rellenamos los canelones con la mezcla, los enrollamos y los colocamos en una fuente para el horno.








Le ponemos la besamel por encima, y el queso rallado sobre ésta, e introducimos la fuente en el horno, que previamente habremos calentado unos 10 minutos.






Et Voilà.





Comida muy marinera para el verano, aunque muy calurosa por el horno. Pero merece la pena sudar para disfrutarla.







viernes, 18 de julio de 2014

CABALLA MOMIFICADA

Vaya por delante que a este plato le llaman papillote, pero a mi más que a Papillón me recuerda a la Momia, así que lo he rebautizado.

El porqué de realizar esta receta surgió en la pescadería. Mirando el género mientras decidía que comprar escuché: ¡Chist, chist! Miré hacia los lados pero no vi a nadie, me giré y tampoco había nadie detrás. En ese momento volví a escuchar: ¡Chist! Aquí, en el hielo. Me giré rápidamente y vi que una caballa me miraba fijamente. Tenía una mirada tranquila y afable que irradiaba cordialidad. ¿Tú hablas? - Pregunté. No hablas tú -contestó. Sí, bueno, es que nunca había mantenido una conversación con una caballa en una pescadería. Lo más parecido ha sido pedir la vez a la señora de delante. Lo comprendo - respondió. La verdad es que yo tampoco suelo hablar mucho, pero te he visto, me has caído simpático, y me he dicho: si me va a comer alguien que sea ese señor tan majo. Se agradece - apostillé. Eso sí - añadió -, me gustaría que mi tránsito al otro Mundo fuera digno de un Rey o similar. Por eso te he escogido, porque sé que te esmerarás en concederme este último deseo. Yo por mi parte te aseguro que estoy fresquísima y muy jugosa. No te preocupes, tendrás un sepelio digno de un Faraón - le aseguré. Gracias - dijo ella, y tu disfrutarás de una de las mejores caballas del Atlántico. Me dirigí a la pescadera y le dije: por favor señora, prepáreme esta caballa separando los lomos. Y por favor, trátela con mucho cuidado, no es una caballa cualquiera. La caballa me miró con ternura y agradecimiento, y me pareció adivinar una lágrima resbalando por su ojo derecho. La pescadera sin embargo me miró de forma extraña. 

Ya se había plasmado en mi cerebro el método para homenajear a mi nueva amiga, la iba a momificar. Algo digno de Reyes. Ya había comenzado el rito, habían separado su espina, con la cabeza, de los lomos. Quedaba el resto del ritual, colocar el cuerpo sobre los elementos que conservaran su alma inmortal, envolverlo en el vendaje e introducirlo en el interior del templo donde descansarían sus restos  mortales.

Todo lo que he narrado arriba es lo que realicé para cumplir mi palabra. El templo no fue mastaba ni pirámide, fue el horno. Sé que a ella le habría gustado más. De todas formas las pirámides las expoliaban en un decir Amenotep.

Fue un bonito y sabroso homenaje para ambos. Os cuento como realicé el proceso.

Necesitaréis:

Una caballa (Si tenéis suerte encontraréis una tan maja como la mía).
1 calabacín
1 zanahoria
1 cebolla
1 pimiento rojo
1 limón
Sal
Pimienta
Aceite
Papel vegetal para horno (el de dibujar no vale)







Cortamos el limón en  lascas finas. Dos por cada lomo que vayamos a hacer.






Cortamos la cebolla, el calabacín, el pimiento y la zanahoria en juliana. Si utilizáis la mandolina tened cuidado con los dedos, que me han contado que las carga el diablo.






Colocamos un papel vegetal sobre la bandeja del horno, y sobre este una cama con las verduras laminadas. Con esto tenemos preparado el lecho para el descanso eterno de nuestra caballa.







Colocamos uno de los lomos de la caballa sobre la cama de verduras. Añadimos la sal, la pimienta, unas gotas de aceite, y las dos rodajas de limón. Con esto preservamos su alma inmortal para el otro mundo.







Repetimos la operación con el otro lomo, y amortajamos ambos con el papel vegetal, teniendo cuidado de sellarlo bien..





Introducimos la bandeja en el horno-mausoleo, con el debido respeto, para que descanse durante unos 12 minutos. El horno lo habremos precalentado antes para nuestro huésped. Al extraerla quitamos el vendaje con cuidado porque su alma al subir a los cielos quema, y nos queda el cuerpo exánime listo para degustar.










Ciertamente he de admitir que mi amiga tenía razón, era una de las mejores caballas del Atlántico.






viernes, 4 de julio de 2014

MOUSSE DE FRESA CON CHOCOLATE

Hoy es un buen día, me va de dulce, veo el mundo de color de rosa. Claro que es fin de semana. Seguro que el lunes cambia. Estoy deseando que lleguen las vacaciones de verano. Y cuando se acaben desearé que llegué algún puente.

Las vacaciones de verano tienen grandes cosas: excursiones montaña arriba, perderme por los bosques gallegos, comer pescado fresco de la lonja, el licor café casero de después de comer, el cubata con la brisa nocturna, las pizzas de Jose, el arroz del mediterráneo, los paseos por la playa,... ¿Falta mucho? ¿Falta mucho?

El año pasado paseamos por el terreno cercano a la antigua fábrica de MASSÓ, y estuvimos cogiendo moras de los zarzales. Quizás este año también lo hagamos, y quizás, si están bien maduras, hagamos una tarta de frutas del bosque, o la receta de hoy con la variante de utilizar moras en lugar de fresas.

Tendrían que ser más largas las vacaciones. Alguien dirá que si fuera así no las apreciaríamos igual. Insisto: tendrían que ser más largas las vacaciones. Me declaro Hedonista radical y seguidor de Epicuro. ¡Que tío más grande! No creo que esto pille a nadie por sorpresa, ya que mi ídolo actual es Homer Simpson. Es más, mi aspiración para cuando llegue la edad adecuada es retirarme a ejercer la labor de las dos cañas: la caña de cerveza y la de pescar. Incluso si tuviera suerte, dinero, y no fuera muy mayor, conseguiría ejercer la de las tres cañas, que consiste en disfrutar de las otras dos a bordo de un barquito.

Como he dicho al principio hoy todo es color de rosa, todo va de dulce, por eso la receta es de un postre, y de un postre con fresas.


Necesitaréis:

300 gr de fresas
200 ml de nata para montar
3 huevos
150 gr de azúcar
Chocolate negro






Lavamos las fresas, les quitamos el tallo y las cortamos en cuatro trozos.








Las colocamos en un recipiente para batidora con el azúcar y las dejamos macerar durante 15 minutos.









Separamos las claras de las yemas, y las colocamos en un recipiente para montarlas.







Montamos las claras con la batidora. Tiene una velocidad especial para esto, suele ser la más lenta, y un accesorio en forma de varillas.









Ahora que estamos puestos en el tema montado hacemos lo mismo con la nata.











Quitamos el accesorio de montar, y trituramos las fresas que habíamos dejado macerando con el azúcar. Ahora podéis darle velocidad a la batidora, dadle puño como un Marc Márquez cualquiera, pero con cuidado o terminaréis pintando la cocina de rosa.









Mezclamos la nata montada con las fresas batidas, y luego mezclamos las claras montadas realizando movimientos envolventes con una cuchara.










Finalmente dejamos la mezcla unas horas en la nevera, mínimo 3 o 4 horas. Al término de este tiempo servimos el postre en tazas, rallamos un poco de chocolate por encima, y nos apartamos porque sino nos arrollan los niños,..., y los mayores.









Un dulce fresco para el verano, y apto para todos los públicos. Ya aprenderé a hacer cócteles y publicaré la receta de la Caipirinha para los mayores. Sois unos viciosos.