Dentro de mi deuda de recetas se encuentra, o se encontraba, la de hoy. Es una receta que me pidió que hiciera María José. Es curioso que me encargara hacer un Risotto, ya que cuando paso por su oficina suelo hacer unas risas, con ella y con Concha, su compi de batalla. La verdad es que se respira un ambiente muy bueno en ella. Tengo que copiar la distribución de los muebles porque esto va a ser cosa del Feng Shui.
No se me olvida mi primer encuentro con ella hace unos años. Yo llevaba pocos días en el edificio, y de repente mis compañeros empezaron a gritar: ¡Hit, rápido, tenemos que bajar a la sexta planta! ¡Corre, ya estamos todos en el ascensor! Yo no entendía a que venía esa prisa, pero me dirigí al ascensor. Al llegar a la sexta planta salieron todos como si hubiera estornudado la cabina, y alguno se giró para decirme: ¡Corre, hay que darse prisa! Yo continuaba sin entender nada, estaba flipando, alucinaba en colores, y ese día no me había fumado ningún canuto. Caminaba siguiéndolos pero me quedé algo rezagado, y al pasar por la puerta de la oficina de María José le escuché decir: ¡Vamos, corre, qué alguno se ha dejado el zapatito en la escalera como la Cenicienta! Me giré, vi esa sonrisa suya de niña traviesa, y me descojoné por dentro. Desde ese momento me cayó bien.
A lo largo de estos años he bajado de vez en cuando a reírme un rato, primero con nuestras charlas sobre la infancia a las que bautizamos como "Cuéntame". Ya quisieran los de Cuéntame tener unos guiones como los que salían de nuestros recuerdos. Otras veces hemos charlado de Clint Eastwood, al que los dos admiramos, y con el que yo simulo tener un parecido. ¡Cómo un huevo a una castaña!, pero sirve para ALEGRARME EL DÍA. Otras veces simplemente hemos hablado de chascarrillos, o de payasadas que había hecho yo (a veces creo que equivoqué la profesión), incluso allí surgió la receta de las DIVERCHICHAS. Y siempre, siempre, me he reído un montón.
Así que, aunque la receta no es sencilla, recopilé información y elaboré esta variedad de Risotto.
Necesitaréis:
4 Vasitos de arroz
Champiñones crudos laminados
Taquitos de jamón
Queso rallado parmesano
1 Cebolla
1 Cucharada sopera de mantequilla
1 Vasito de vino blanco
8 Vasitos de caldo de carne (1 litro aproximadamente)
1 Cucharada de harina
Pimienta
Sal
Una rama de perejil
Mezclamos la harina con el parmesano rallado, y colocamos la mezcla sobre una bandeja para el horno recubierta con papel sulfurizado. Podemos hacer cualquier figura con el queso.
Debemos tener cuidado con el parmesano, es un queso de sabor fuerte. Se puede usar otro tipo de queso si este no os gusta.
Calentamos el horno a 180 grados durante 10 minutos, y luego metemos la bandeja con el queso. Cuando esté horneado, sacamos la bandeja, dejamos que se enfríe un poco, separamos el queso del papel, y lo reservamos.
Limpiamos y troceamos los champiñones.
Picamos la cebolla.
Cogemos la mantequilla y,...¡No, ni último tango ni primero!...Vamos a centrarnos.
Colocamos una cacerola en el fuego, y ponemos dentro la mantequilla.
Mientras colocamos el caldo de carne en un cazo y lo hervimos.
Añadimos la cebolla, y la rehogamos hasta que quede algo transparente.
Incorporamos el jamón picado y los champiñones, y los cocinamos durante unos minutos.
Agregamos el vino y dejamos que se reduzca un poco el alcohol.
Añadimos el arroz y lo removemos unos instantes.
Lo cubrimos con seis vasitos del caldo hirviendo.
Salpimentamos, y lo llevamos a ebullición, cocinándolo unos 17 minutos, añadiendo el resto del caldo poco a poco según se vaya evaporando, y removiendolo.
El Risotto es un arroz que debe quedar meloso, por tanto no debemos dejar que se evapore todo el caldo.
Separamos el arroz del fuego, le añadimos tres cucharadas soperas de queso parmesano rallado, mezclamos, y lo dejamos reposar un poco.
Finalmente tenemos nuestro Risotto listo para servir y comer inmediatamente. Este arroz frío no vale nada, y recalentado pierde muchísimo.
El plato, una vez adornado con el perejil y con la figura de parmesano que hayamos elegido, nos quedaría como el de abajo.
Como todos los platos que preparo, este ha pasado la prueba de calidad más exigente del mundo: lo han probado mis hijos y les ha gustado.
Al final lo he hecho María José. He tardado porque necesitaba que se fuera todo el mundo de casa. Ya sabes que "yo trabajo solo".
Que lo disfrutéis.