Viernes nuevo, receta nueva del tarao de los fogones.
Ésta es una receta que, manteniendo los valores de la infancia, evoluciona desde los macarrones a las hélices de colores. Como la canción "somos de colores..."
Vamos a asentar los conceptos primero. Las hélices son de pasta, son parecidas a los macarrones pero con forma de espiral. Que nadie las busque en una tienda de efectos navales.
Una vez aclarado este dato sin importancia, procedemos a la descripción del procedimiento químico científico que dará lugar a la versión moderna e hispánica de los macarrones bolognesa.
Necesitaréis:
Hélices (de pasta, insisto)
1 Bote de tomate triturado
1/2 kg de Carne picada mixta (ternera y cerdo)
1 cebolla mediana
Queso para gratinar
Orégano
Aceite
Sal
Ponemos agua a calentar en una olla, y cuando comience a hervir le añadimos sal y un poco de aceite para que no se pegue la pasta. La pasta es una especie muy violenta.
Añadimos las hélices, y las dejamos cocer unos 10 o 12 minutos, según la pasta y el gusto de cada uno. Conviene dejarla sin terminar de hacer del todo porque luego le vamos a dar un toque de calor.
Una vez hecha la pasta la sacamos y la escurrimos, asustándola bajo el grifo de agua fría para que no se siga haciendo. Si os fijáis bien podéis ver la cara de acojone que tiene.
Ponemos un poco de aceite en la misma cacerola (así limpiamos menos luego).
Añadimos la cebolla y la dejamos pochar.
Acto seguido añadimos la carne, que previamente habremos salado. Le damos unas vueltas y dejamos que se dore un poco.
Vertemos el bote de tomate triturado y removemos.
Añadimos el orégano, un poco de sal, y una cucharada de azúcar para rectificar la acidez del tomate. Esta fase se calcula por el método ciéntifico empírico. Es decir, lo probáis, con cuidado de no quemaros la lengua, y cuando os guste el resultado paráis.
Removemos todo, y lo dejamos cocinar unos 10 minutos. A continuación volvemos a añadir las hélices y mezclamos todo bien.
Vertemos el contenido de la probeta, digo de la olla, en una fuente para el horno, y cubrimos todo con el queso rallado.
Encendemos el horno, en modo gratinado, y lo precalentamos a 180 grados unos 10 minutos. Pasado este tiempo introducimos la fuente en el horno, y la dejamos hasta que esté gratinado. A mi me gusta que quede churruscadito por encima, así al sacarlo queda una costra de queso por encima que está de cojón de mico, con perdón.
Y aquí está el resultado. Listo para que lo devoren las fieras de mis hijos, si yo les dejo algo.
2 comentarios:
Entre que cocinas con hélices de submarino y que la pasta es una especie muy violenta, creo que de forma subliminal has escrito un tratado belicista.
A mi no me la das con queso, Hit.
Me has pillado. Me estoy pasando al lado oscuro. Tu Jefe me tiene atrapado.
¿Seguro que no quieres las hélices con un poco de queso?
;D
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