De vuelta en el maravilloso mundo de la imaginación, me he encontrado con el poder del estómago de mi hijo. Tenía hambre, y me pilló con ganas de innovar, así que abrí la nevera y rebusqué entre las provisiones. Encontré jamón, queso, filetes y jalapeños.
- Creo que podremos sobrevivir hoy - le dije - Aunque tu hermana no comerá jalapeños, y le pondremos poco queso. No le gusta ni el queso ni el picante.
- ¿Qué vas a hacer papá?
- ¡Observa!
Y así, dio inicio una nueva aventura de Homer Cheff. Una aventura carnívora y picante, en la que utilicé de cobaya a mi hijos. Aunque probaron el resultado después de mí, pero no por mí sacrificio personal, sino porque me puede el ansia.
La verdad es que la receta tiene mucho parecido con los flamenquines, aunque no están rebozados, ni macerados en manzanilla (vino), ni fritos, y algunos tienen jalapeños. Vamos que no se parece en nada, pero tiene un aire.
Como estuvo mi hijo presente en la elaboración decidí ponerle de nombre: El Rollo del Ingeniero, porque está estudiando ingeniería ¡Joder, cómo pasa el tiempo!, hace nada lo castigaba a pensar bajo el árbol de la Yaya, o lo sentaba encima mía en el coche, y ahora está sacándose él el carnet de conducir.
Los años vuelan. Pero todavía le queda mucho que aprender. Y a mí también. Ya sabéis, la sabiduría me persigue, pero yo soy más rápido.
Bueno, que nos vamos de lo principal, del plato, que por cierto quedo riquísimo.
Necesitaréis:
Filetes de ternera no muy gruesos.
Jamón serrano (mejor si es de cebo o ibérico)
Lonchas de queso Havarti
Jalapeños
Aceite
Sal
Ablandamos un poco los filetes con un mazo de cocina ¿Por qué? Por los nervios. No veáis lo que relaja darle martillazos al filete.
A continuación colocamos lonchas de jamón serrano sobre el filete.
Seguidamente añadimos unas lonchas de queso.
Si nos gustan, le agregamos unos trozos de jalapeño.
Lo enrollamos como si fuera el canuto de un porreta.
Los disponemos en una fuente para el horno, y les agregamos un poquito de aceite. Muy poco.
Si os fijáis, algunos llevan dos palillos para sujetarlos, otros tres y otros cuatro. Solo hacen falta dos, o uno, pero de esta manera puedo distinguir cuales tienen poco queso, cuales más queso y cuales tienen jalapeños. Eso si no tuviera memoria de pez y pudiera recordar que significaba cada cantidad de palillos.
Añadimos un poco de sal.
Y los metemos en el horno, que previamente habremos precalentado 10 minutos a 180 grados con la función ventilador, e iremos controlando a través del cristal para ver cuándo están hechos.
Una vez cocinados extraemos la fuente del horno, y colocamos los rollitos en un plato. Se pueden servir con patatas fritas, o con cualquier otro acompañamiento.
Pues eso, que mi hijo tenía hambre, yo tiempo y ganas, comimos este rollo, y resultó que estaba riquísimo.
No es difícil, y lo de machacar los filetes con el martillo relaja mogollón. Relax y buena comida. Esto transciende la cocina, esto es FENG-SHUI.