Hace tiempo que no publico nada sobre los cafres que se creen que viven solos en este mundo, o que el resto del Universo se encuentra a su servicio. Esos ejemplares se delatan sobre todo a la hora de ponerse al volante, y todo lo que ello conlleva.
El ejemplo de hoy es el del anormal que como no encuentra sitio en cero coma, aparca montando la acera. Una acera de por si escuálida, que a un lado tiene la carretera y al otro un campo minado, es decir un césped plagado de mojones de perro. Por la acera libre apenas cabe un cochecito de niño, imaginaros lo que pasa si un coche monta dos ruedas sobre ella. Y sobre todo si no entendió bien la forma de montar la acera, como en este caso.
Si quitamos el coche se puede ver la acera y la calle.
A ver si los Sonny Crockett de la vida ven menos películas.
3 comentarios:
Espero que, al menos como castigo, se llevara incorporada alguna de esas "minas de perro"
Como dice Forges: ¡Gensanta, qué gente!
Creo que la próxima vez se la voy a incorporar yo al parabrisas.
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