viernes, 20 de diciembre de 2013

NAVEGANDO POR ENTRANTES NAVIDEÑOS

Me gusta cocinar. Aunque reconozco que me gusta más que la gente disfrute con mis platos. Mis jueces son mis hijos, y son exigentes, a la par que muy agradecidos. La verdad es que esta afición a la cocina surgió para recopilar recetas que he comido desde niño, y que no se pierdan, pero ha ido creciendo como una utilidad para no tener que aprenderme de memoria las recetas. Como buen amante de las matemáticas nunca me ha gustado aprenderme nada de memoria, y eso se paga con una memoria raquítica. De hecho, cuando conocía a una chica en la discoteca y me decía su nombre, la mayoría de las veces perdía la pieza por olvidarme de su nombre. Luego descubrí el truco de: eres un cielo, eres una gatita, mi peluche,... Si me llegan a preguntar: ¿Y cómo se llama tu peluchita?, habría contestado: ¿Pepa Pig?, ¿Puedo pedir el comodín del público?,...

Bueno, que nos desviamos. El caso es que me encanta que disfruten de mis platos, y más aún que disfruten de mis creaciones. Siempre he pensado que la imaginación es una de las reminiscencias que nos quedan de la infancia, según crecemos la vamos sustituyendo por convencionalismos, y por eso me agrada que aún quede un poco de ella en mí. La imaginación era lo que hacía volar a Peter Pan, y por eso no quería crecer. Todos tenemos un Peter encerrado dentro, y a mí me encanta que salga de vez en cuando, aunque solo se asome un poco.

Estando cercanos a la Nochebuena, y después de todo el rollo que os he soltado, voy a tratar de daros algunas ideas rocambolescas de como preparar unos entrantes para sorprender a los niños, y a los no tan niños, en estas fechas. Espero que os sirvan de ayuda para preparar vuestros aperitivos. ¡Kikiriki!

Necesitaréis:

Pan de molde
Salmón ahumado en lonchas
Queso rallado
Esparragos
Un bote de encurtidos
1 Pepino
Mahonesa
Cebollino
Queso Philadelphia
Huevo hilado
Delicias de anchoa (o huevas de salmón si no os gustan)
Mantequilla
Papel vegetal para el horno










Cogemos una rebanada de pan de molde y la untamos con el queso Philadelphia (o similar). Esparcimos por encima unas cuantas bolitas de delicias de anchoa.






Untamos otra rebanada de pan de molde con el queso y cubrimos la anterior, como cuando hacemos un sandwich.








Lo cortamos en ocho triangulitos y los colocamos en una fuente dejando un espacio entre cada dos.








Adornamos los triángulos con una pizca de mahonesa.






Pasamos ahora a preparar los saquitos. Para ello cogemos del bote de encurtidos: un pepinillo, una cebollita, una aceituna verde y una aceituna negra, y picamos los cuatro ingredientes.






Ponemos un poco de queso Philadelphia en un plato hondo.







Añadimos los encurtidos troceados, y mezclamos todo con un tenedor.








Colocamos las lonchas de salmón sobre una superficie plana (un plato vale), y ponemos en el centro de cada una un poco de la crema de queso con encurtidos.






Hacemos saquitos con el salmón envolviendo la crema de queso, y los atamos con cebollino para que no se abran.

Podemos colocarlos equidistantes en una fuente. Además, podemos añadir las yemas de esparrago de pié, en el espacio que habíamos dejado entre los triangulitos de pan de molde, rodeándolas con un poco de mahonesa. Y le daremos color al fondo con el huevo hilado.

Nos quedaría algo así.








Esto ya serviría para presentar en público, pero ¿dónde está Peter Pan en esta historia?

Pelamos el pepino, y lo cortamos por la mitad longitudinalmente para crear una barca. Hacemos una leve incisión a lo largo de la parte central. Y lo aliñamos con un poco de sal y aceite.






Adornamos los laterales de la barca con un poco de salmón.






Ponemos el horno a calentar a 180 grados durante 10 minutos. Y mientras se calienta el horno colocamos una lámina de papel vegetal sobre una fuente del horno, y la untamos con mantequilla. A continuación colocamos sobre el papel vegetal el queso rallado dándole la forma que queramos. En mi caso tiene forma de velas. Un  foque y una mayor.







La metemos en el horno, y cuando se haya derretido la sacamos y dejamos enfriar las velas.

Si no adquieren la suficiente dureza las podemos enfriar en la nevera, pero deben quedar rígidas para poder manejarlas.


Colocamos las velas sobre la hendidura longitudinal de la barca, y situamos el barco en nuestro mar de aperitivos.







Finalmente le damos el toque náutico con un cebollino a modo de gallardete en lo alto de la vela mayor, y ya tenemos nuestro plato.






Ahora si veo a Peter. Solo falta que el barco salga volando y viaje por el interior de algún invitado. Y tras una larga lucha contra los piratas nos haremos con el botín de todos los saquitos. Tan dura será la lucha que caerán las cuatro torres y sus soportes triangulares, como si de la Grecia antigua se tratara. Hasta el mar de huevo hilado desaparecerá a través de los Maelstrom de las gargantas voraces.


¿A qué esperáis? ¡Preparar vuestra aventura!




  

2 comentarios:

JuanRa Diablo dijo...

Lo tuyo ya no tiene nombre, Hit: no solo se te da bien la cocina sino que le pones imaginación y fantasía (esos ingredientes que no se encuentran en el mercado)
Ya te imagino hasta vestido de Capitán Garfio sartén en mano, jaja

¡Tus hijos deben flipar (y relamerse) contigo!

¡Felices naufragios en jugos gástricos!

hitlodeo dijo...

¡Ah, Garfio! Ese gran incomprendido.

Mis hijos disfrutan (casi siempre, no siempre se supera el aprobado del jurado), pero yo disfruto más.

Cocinar disfrazado. Esa idea, esa idea,...

Un abrazo JuanRa.