viernes, 28 de junio de 2013

RAGOUT DE SECRETO

La receta de hoy es una variante del ragout tradicional. Usaremos Secreto de cerdo, y no estamos hablando de los Secretos de los políticos, sino de la carne de cerdo. También usaremos tomillo. Me encanta el tomillo.  Y es que yo nací en el Mediterráneo...


Necesitaréis los siguientes ingredientes:

Secreto de cerdo.
4 o 5 Zanahorias
Tomate frito
Tomillo
Un vaso de vino
Harina
Un puñado de guisantes
1 Cebolla mediana
Aceite
Sal




El lector observador se habrá percatado de la ausencia de los guisantes. Se me olvidó comprarlos, y como ya estaba cocinando y realizando el reportaje gráfico, pues seguí. Además, ¡qué pasa, a vosotros no se os ha olvidado nunca nada!

Esto,.., sigamos.

Ponemos un poco de aceite en una cacerola, y encendemos el fuego. Esto último tiene su importancia. A mi me llevó media hora darme cuenta de que si no lo hacía no se calentaba el aceite. ¡Qué cosas!





Una vez caliente el aceite doramos los trozos de secreto, y los reservamos.




En la misma cacerola ponemos la cebolla picada en trozos pequeños, y la doramos un poco.




Agregamos una cucharada sopera de harina y removemos.




Volvemos a incorporar la carne.




Añadimos el vino (si nos hemos bebido el vaso, rellenamos otro, ¡es que sois unos viciosos!), agua hasta que justo cubra la carne, una cucharadita de las de café de tomillo, y lo salamos (es mejor quedarse corto de sal que pasarse, lo primero se puede arreglar).

Lo dejamos cocer tapado unos 20 o 30 minutos. Conviene mirar la salsa que nos queda para estimar este tiempo.








Pasado ese tiempo añadimos las zanahorias, peladas y cortadas a lo largo, y dos cucharadas de tomate frito. Dejamos que siga cociendo unos 15 o 20 minutos, siempre controlando la salsa.  




Y unos cinco minutos antes de apagar añadimos los guisantes. Sí, los que me he olvidado.

Finalmente obtenemos un guiso delicioso que no tiene nada que ver con el aceitoso ragout que me ponen en el comedor del trabajo, y al que cariñosamente bautizamos como Friskies. Bueno, a lo mejor no tan cariñosamente.












4 comentarios:

Camarón dijo...

Hacía tiempo que no me pasaba por tu blog. Veo que te has convertido en todo un cocinillas, José Andrés.

hitlodeo dijo...

Hola Camarón¡Cuánto tiempo!
La verdad es que me he puesto a transcribir las recetas que estos años de padre moderno me han enseñado. Así las tengo guardadas y puedo mirarlas cuando las vaya a hacer.

Además, a mis hijos les encanta cuando cocino. Claro, en comparación con el colegio o la chica (que ya no está), donde el tomate frito es de bote, el aceite chorrea,..., pues uno sale ganando.

Y, por si fuera poco, ahora está de moda Masterchef, el programa de la 1 los martes por la noche, que es como los marines de la cocina.

¡Sí mi Chef!
¡No tengo excusa mi Chef!

Un abrazo Camarón

JuanRa Diablo dijo...

Me empieza a dar cierta vergüenza ver lo fácil que parece esto de cocinar y lo poco aventurero que soy en ese aspecto.

Lo cuentas como si nada, y, hala, las fotos salivantes al final, como diciendo: Si lo quieres, mójate.

¡No he de morir sin hacer mi propio post de cocinillas! ¡He dicho!

PD. Eso de que los secretos de cerdo se reserven... jajaja, ¿de verdad estás hablando de un guiso?

hitlodeo dijo...

La cocina me la planteo como una clase de química, y así recupero mis orígenes de Ciencias. Preparamos los ingredientes, las probetas (cacerolas), mezclamos poco a poco, y se produce la reacción química deseada.

Los secretos son siempre reservados, y los de cerdo más aún. Creo que ahí me traicionó el subsconsciente, o el inconsciente. :P