Al partir de Galicia este verano contemplé la imagen del
Restaurante "La Parecida", cerrado por ser su día de descanso. O eso parecía.
Atrás quedaban aperitivos con cañas y tapita de pizza, de lengua, de ensaladilla, etc; o los cafés postcomidas con lectura de periódico y licor de café casero; o las noches al fresco de la terraza con un cubata en las manos; o, como no, las cenas de esa exquisita pizza, o de ese maravilloso churrasco, de la excelente lasagna, o de sus especiales sandwiches que me sorprendieron tanto por estar a medio camino entre el emparedado y la pizza, como se puede apreciar en la foto.
Como digo, el día de la partida miro al restaurante de Jose y su familia, y al verlo cerrado me entra un sentimiento de pena, pero pienso que el próximo año no sólo seguirá ahí, sino que seguirá creciendo. Este año ya tenía el horno de piedra montado, dos motos haciendo reparto, e ideas para el invierno. Es un empresario modelo, y sin embargo tiene una empresa tan familiar y acogedora que siempre te sientes como en tu propia casa.
Me fijo al cargar las maletas en el coche que la reja del bar está medio abierta, y pienso que se le olvidaría algo, pero no lo veo, puede que fueran sus hijos que preparaban algo.
Continuo cargando las maletas, mi suegra me da una bolsa de cebollas y otra de tomates de la abuela de mi mujer, de esos que tienen sabor, y no de los de los Supermercados que saben a cartón piedra; cuando escucho a mi espalda:
- Y guarda esto también vecino, para que al llegar a Madrid tengas cena viendo el partido.
Me vuelvo y veo a Jose cargando con tres cajas de pizza donde había guardado la masa congelada y lista (más de un metro en total), un bote con el tomate especiado, y otro con la mozarella.
- Le pones un poquito de champiñón y un poco de jamón o de cualquier otra cosa y lo metes en el horno y ya tienes cena.
Eran cerca de las 14:00. El sabía que me iba, porque me había despedido la noche anterior. Había preparado la pizza, y había esperado hasta verme cargar el coche. Nos dimos un fuerte abrazo y nos deseamos suerte para el resto del año. Me emocionó el detallazo.
Por supuesto que se merece todo lo mejor. Las personas como él y su familia no abundan. Ojalá cuando vuelva a verlo se hayan hecho realidad sus proyectos. Estoy seguro que así será, y yo disfrutaré de ellos.
Si tenéis ocasión de parar un rato, pasar y disfrutar de la comida y de la atención, hacerlo. Para mi es más que un restaurante, es mi vecino veraniego y mi amigo.
Por cierto, si lees esto, a mis hijos les encantó la pizza, aunque no les gustó que ganara el Barsa. A mi me gustaron ambas cosas. ¡Ah! y ten cuidado con la chistorra que es muy traicionera.
Un fuerte abrazo para ti y los tuyos.