Después, para bajar la comida, intenté que mi hijo subiera a un monte, y en la primera cuesta, que todavía estaba asfaltada, ya dijo que él no subía. Mi hija subió esa cuesta conmigo, más tarde se decidió mi mujer, y finalmente mi hijo. Mira que les hace hacer ejercicio a los monigotes de la Wii, pero cuando le toca a él es más vago que su padre.
De vuelta a casa paré el coche porque vimos una granja de vacas, y un caserón en ruinas con cigüeñas.
Ésta es la foto del caserón.
Ésta es la de la granja.
Ésta la de una vaca que estaba cerca del muro comiendo.
Y ésta es una composición que hizo mi hijo con su móvil. Fue acusado de guarro por su madre y por su hermana por sacarle la foto a la bosta, pero se rieron mucho con el montaje.
Por la noche mi hija me preguntó si lo había pasado bien.
No se puede pedir más para un día del padre.
Espero que todos halláis pasado un buen día.