sábado, 8 de noviembre de 2008

Reinos de Taifas

En estos tiempos de crisis se desatan por todas partes tertulias y planes para reflotar los países, las economías y que sé cuantas cosas más.
Con un sector de construcción naval como el nuestro, en el que la parte de él que aún sobrevive está totalmente intervenida por el Estado, no sé como alguien se atreve a dar ideas para reflotar nada. Pero, el que no reflota, reinventa o refunda. Y ahí si que me pierdo, porque inventar es hallar o descubrir algo nuevo o no conocido, y fundar es establecer o crear. ¿Cómo se puede volver a descubrir algo ya descubierto?.
En realidad no se redescubre, ni se refunda, ni se reinventa nada. esta remanía empezó hace unos cuantos veranos, cuando los políticos comenzaron a contestar a la pregunta de qué habían hecho durante sus vacaciones (cosa que a mi personalmente me importaba un carajo), que se habían dedicado a esto, a lo otro y a RELEER a los clásicos. Releer no es lo mismo que leer, repasas algo para extraer todo su jugo, implica además que ya lo has leído, aunque si se trata de las "Aventuras de Mortadelo y Filemón" o el "Makinavaja" (como es mi caso, ya que me encantan) no eleva el prestigio intelectual del lector (cosa que no entiendo), pero que si el texto releído es "El Quijote", por citar alguno de los más usados, viste un montón, sin importar que en realidad la mayor parte de la gente lo haya leído en el colegio y por obligación, y el resto lo haya visto en dibujos animados.
No quiero extenderme más sobre este tema, toda esta ida de pinza (clothespin going) viene de las últimas tendencias de los sesudos economistas, que tratan de vendernos eso de reinventar el capitalismo, como en su época vendieron (y compramos todos) la teoría del mercado como algo diferente del capitalismo. La solución, según unos, se encuentra en aumentar los mecanismos de control, pero sin intervenir en el mercado (otra vez se me hace muy difícil entender este idioma). Para un sector, se trata de recortar el gasto público para reducir el déficit, mientras que para el otro hay que aumentar dicho gasto para incentivar la economía y sacar al país, como conjunto, y a las empresas, como elementos, de la recesión en que vivimos, producida por los abusos especuladores de unos sectores que no van a notar la crisis.
Y, ¿dónde nos lleva esto? Y yo que sé. Me he ido liando, liando, y no sé porque empecé a escribir este post. ¡Ah! Esto iba a tratar de la política de austeridad del gasto público. Joder, vaya introducción.
Pues eso, que ahora la gran idea es la austeridad en el gasto público. Hay que gastar menos, nada de nuevos proyectos, nada de nuevos programas, pero eso sí, no toquemos los gastos corrientes. Y no estoy diciendo que recortemos directamente las cantidades asignadas a ellos, no. Me refiero a que dentro de cada organismo de la administración hay cada vez más direcciones, subdirecciones, jefaturas, ...Y cada una de ellas tienen sus necesidades de representación (no se puede ser jefe de nada sin ellos); sus necesidades de material escolar y de oficina; su aplicación informática específica que cuesta un dineral en mantenimiento y desarrollo, que provoca innumerables quebraderos de cabeza a los demás departamentos a los que afecta y a los que no se ha tenido en cuenta. Es decir, reducimos el gasto público en partidas que podrían reducir el efecto de la recesión y, sin embargo, nadie se atreve a meter mano en la organización de la Administración (tanto local como estatal), en la que cada departamento trabaja de forma independiente de los con él relacionados, provocando un incremento innecesario e improductivo del gasto, con el único motivo de mantener un puesto directivo para que alguien pueda darse el pisto.
Lo más curioso es que en este estado autonómico de la Administración Pública (ahora con las agencias estatales ni te cuento), la mayor parte de los beneficiados despotrican de las ambiciones de vascos, catalanes y gallegos. ¡Venga hombre! Si sois iguales.
Pues eso, reduzcamos los reinos de taifas, y así recortaremos el gasto público sin recortar la inversión, ni los sueldos de los funcionarios, que es la única idea del otro sector (se les podía ocurrir la de recortar los de los directivos de las empresas para abaratar los productos).
En fin, ahí dejo este ladrillo para ayudar a la crisis del sector de la construcción.
Pito seis y cierro.
¡Qué agusto me he quedao!

8 comentarios:

Sebastián Puig dijo...

Te ha salido de las tripas, y tienes más razón que un santo.

hitlodeo dijo...

Espero no haber sido muy visceral. Mi intención era empezar por el final, pero me enrollé al principio y luego no sabía donde estaba.
En fin, que pretendía comentar los hechos con un poco de humor, aunque algo ácido.
Gracias por tu opinión.

Sebastián Puig dijo...

Je, je, je... Después de tu correo, todavía lo entiendo mejor.

Anónimo dijo...

Gastos corrientes, inversión...
Has terminado hablando como Céteris.
Te veo pescando fanecas.

hitlodeo dijo...

Hola Guanarteme. Hombre, aquí por los madriles no puedo con las fanecas, pero alguna trucha (y no hablo de Chueca) lo intento. Yeeeee, y con los edificios de oro.
Estoy preparando una historieta para un próximo post. A ver si esa te gusta más, aunque en ésta menciono la obra del maestro don Ramón Tosas.

hitlodeo dijo...

Rythmduel, me alegra que te guste. Se trataba de decirlo de una forma entretenida y con tu comentario parece que, aunque sea un poco, lo he conseguido.

Anónimo dijo...

Entrañable la referencia a la tortilla de patatas en la cabecera. No me había fijado.
La tortilla de patatas en el archivo...
Todo un clásico.
Petons.

hitlodeo dijo...

Sí Guanarteme. La tortilla en el archivo que marcó una generación.
También hago referencia al pito seis, otro entrañable personaje de mis inicios en Madrid, que no sé si llegaste a conocer.