Los correos de mi amigo Antonio siempre son interesantes. Te resume a diario las noticias más destacadas del noticiario del trabajo, del BOE, y todo lo que tenga que ver con nuestro ámbito laboral, lo que supone un gran ahorro de tiempo si tienes mañanas movidas. Pero lo mejor es que de vez en cuando ameniza estos correos con vídeos musicales, de danza, de coña, o de cocina, como en el caso del último que envió y que me descubrió el mundo del PAN PIZZA. Una maravilla, facilísima de hacer, muy versátil y deliciosa.
Este enero pasé de no trabajar en el edificio de Cibeles a no hacerlo en el de Castellana (como ya sabréis la palabra trabajo no aparece en mi diccionario), pero por suerte aún recibo los correos de Antonio, y con ellos mantengo el lazo de unión con mi anterior ubicación, con la buena gente que allí queda y con otros tantos que cambiaron de oficina antes que yo.
La verdad es que cuando miro atrás cada vez que cambio de trabajo, me doy cuenta de que soy un hombre con suerte. En todos los sitios en los que he estado hasta ahora, por mucho trabajo que haya habido (lo había, lo que no quiere decir que yo lo tuviera que sufrir, recordad la falta en mi diccionario), siempre me he encontrado con buena gente que me ha ayudado, que se ha portado genial conmigo, que ha aguantado mis paridas y locuras,..., gente que me ha hecho sentirme bien. Buenos amigos a fin de cuentas.
Este post surge a partir de la receta de Antonio, pero son muchos más los que quedan allí y con los que me he reído: con Toñi y Ana en el banco del marujeo, con Lola que me dio la receta del arroz con carabineros y me reñía por usar la besamel de bote en lugar de hacerla, con Juan el correcaminos en caravana que siempre está de buen humor, con María y sus pollitos, con Julito el travieso, con Pilar batiendo récords de recorrido en silla de oficina, con Javi, Javivi, Enrique, Sergio y Marcos viendo sus piques de coña: quién liga más, qué música te gusta, quién come más,..., discutiendo de cachondeo con Carmen, con la siempre sonriente atención de Ana en secretaría, con Alfonso que marchó a Pio XII, con l@s Pilares de la oficina que me aguantaban en primera línea siempre con alegría, con Julio siendo propietario del SCAN, con Concha que no me daba el teléfono de mi mujer, con Jorge el padrazo, y con tantos otros. Lo dicho soy un hombre con suerte.
Creo que solo nos ha faltado montar un campeonato de bolos en el pasillo, ante la mirada del inventor del Post-it.
Es muy importante reírse en el trabajo, más de lo que algunos pueden llegar a pensar. La risa te libera del estrés y te hace más productivo, o por lo menos curras más a gusto, a mí no me hace producir más porque ya he dicho que no está en mi diccionario y además el médico me lo ha prohibido taxativamente.
Pues eso, que esto empezó con el correo de Antonio, una gran persona con una paciencia infinita, que me hizo llegar el vídeo de esta receta que os transcribo y os recomiendo.
Necesitaréis:
Pan de pueblo cortado en rodajas.
Pimiento
Mozzarella
Salami
Espárragos trigueros
Huevo
Aceite
Cogemos una rodaja de pan y separamos la corteza de la miga sin romperlas.
A continuación cortamos la cebolla en juliana, picamos el pimiento, los espárragos trigueros y el salami.
Batimos un huevo.
Le añadimos un poco de mozzarella al huevo batido y removemos.
Ponemos un poco de aceite en una sarten.
Cuando esté caliente, el aceite, no empecemos ya que es lunes, agregamos los espárragos, el pimiento y la cebolla, y los freímos hasta que estén blandos.
Añadimos el salami unos segundos.
Colocamos la corteza del pan alrededor de los ingredientes fritos.
Agregamos el huevo batido con la mozzarella.
Colocamos la miga en su sitio, y presionamos con una espátula.
Si se nos ha salido un poco del huevo por los bordes lo recortamos.
Freímos con cuidado de que no se nos queme.
Le damos la vuelta para que se tueste el pan por debajo.
Y una vez terminado lo servimos en un plato y nos lo zampamos. Con cuidado que quema.
Esta preparación admite muchas variantes, como cambiar el salami por jamón serrano.
O cambiar los pimientos por tomate y añadirle unas anchoas.
Hay infinidad de combinaciones: sobrasada, berenjenas y calabacín,..., todo lo que se os pueda ocurrir.
Realmente fácil de hacer y delicioso.
Gracias Antonio. Y besos y abrazos para todos en la DAE. A cada uno lo que corresponda. ¡Organización!