Estaba yo más feliz que una perdiz sentado en mi sofá, con el mando a distancia en una mano, y en la otra,..., y nada en la otra, viendo una peli de encefalograma plano, de esas que no tienen mensaje ni te hacen pensar ni na de na, que luego se queman las neuronas y no sabemos por qué nos da el Alzheimer. Hay que ahorrar en sanidad, así que se acabó ver pelis de Kurosawa y directores por el estilo. Tampoco se pueden ver pelis de Almodóvar, que aunque no tengan mensaje, como nos han metido en la cabeza que son macanudas, nos descerebramos intentando sacar la moraleja, y no nos damos cuentas que la única que tienen es la de esconde la mano que viene la vieja.
Pues eso que estaba más feliz que una perdiz, y me vino a la cabeza mi enemigo más mortífero. No, Moriarti es el de el drogota de Sherlok Holmes, que si no llega a ser porque llevaba un médico sano al lado no habría resuelto ni el secreto de como limpiarse el culo con el papel higiénico. Pobre Doctor Watson, que mal lo ha tratado la historia, casi tanto como al pobre Wile E. Coyote que era maltratado una y otra vez por el repelente Correcaminos.
Recordando estas injusticias, y ya que está mal visto el canibalismo, deseché la idea de buscar a un Holmes y zampármelo estofado, decidiéndome por buscar algo parecido al Correcaminos, encontrando las codornices, el enemigo natural de las perdices. La verdad es que no tengo esto último muy claro, como siempre me duermo con los documentales no sé que parte es real y cual es sueño ¡Qué más da!
Esta receta es un homenaje al Coyote ¡Va por ti Wile!
Necesitaréis:
4 Codornices
1 Tomate
1 Pimiento verde
1 Pimiento rojo
1 Cebolla
1 Puerro1 Zanahoria
1 Vaso de vino blanco
Pimienta
Tomillo
Aceite
Sal
Partimos por la mitad, lavamos y secamos las codornices. Como no las sequéis bien os vais a divertir mucho al freírlas. La olla va a parecer los fuegos artificiales de las fiestas del pueblo.
Picamos el tomate, la cebolla, la zanahoria, el puerro y los pimientos.
Ponemos un poco de aceite a calentar en una cazuela.
Doramos las codornices y las reservamos.
En la misma olla rehogamos la cebolla, el puerro, la zanahoria y los pimientos durante 10 minutos.
Agregamos el tomate y cocinamos 2 o 3 minutos más.
Incorporamos el vino y dejamos que se evapore el alcohol durante un minuto.
Añadimos las codornices y dejamos que se cueza todo, tapado, durante unos 30 minutos. Conviene remover dos o tres veces para que no se peguen.
Si vemos que se quedan sin líquido les podemos añadir un poco de agua caliente.
Finalmente comprobamos que la salsa haya espesado, y ya están listas para servir.
Este es el resultado en el plato. En boca no puedo enseñároslo en foto, pero podéis miraros al espejo si las preparáis en casa y os las coméis. Aunque si os gustan cerraréis los ojos de placer. Ánimo, todo sea por el Coyote.
5 comentarios:
O sea, que tú, en lugar de ver esas pelis horrorosas de la sobremesa te pones a cocinar ¡vente a mi casa porfi!
Me gustan las codornices y las perdices, estofadas o en escabeche me hacen feliz. Lo que nunca he probado es mirarme al espejo con la boca llena, jaja!
Buen domingo.
Prueba Montse. Pero no digas Pamplona que luego tienes que limpiar.
XD
No, si yo también soy procoyote, pero al final nadie se comería uno, y a las codornices correcamineras nos las zampamos sin dudarlo.
Oye, también es casualidad que los dos nombremos a Kurosawa en nuestros posts, jajaja Pero te aseguro que la peli de la que yo hablo sí tiene mucho mensaje :)
Saludos estofados
Lo de Kurosawa tiene una explicación. A los dos nos rezuma la cultura por los poros. :P
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