En estos tiempos de separatismos, separaciones, independencias y otras escisiones, creo que debemos reflexionar sobre como a lo largo de la Historia las personas se han ido agrupando en familias, luego en clanes, posteriormente en tribus, para desembocar en naciones y actualmente en entornos globalizados que suprimen y superan las fronteras tradicionales.
Es curioso ver como los grandes defensores del liberalismo económico y los defensores de los derechos y libertades del ser humano, se emperran en poner fronteras donde ahora no existen para encerrar dentro de ellas a sus enardecidos conciudadanos, a quienes quieren convertir en súbditos. Volvemos a la Edad Media.
Quinto Fabio Máximo, allá por el 200 a.c., ya apuntó que para manejar a su antojo a Roma y al Senado no había mejor arma que el miedo. El miedo hace que la masa se ponga en guardia y se defienda de los enemigos imaginarios que el manipulador les presenta. Lo siguiente es que la masa popular hace todo lo que el manipulador quiere que hagan.
Desde este post, y con esta receta, pretendo demostrar que las evolución pasa por desarrollar la unión de las personas, no por separarlas. El que quiere separarlas es porque quiere conseguir un chiringuito donde vivir del cuento a costa de los demás.
Cocidos hay en toda España, y en cada región (yo soy de EGB) lo hacen de una manera diferente, aunque similar. Las diferencias las marcaban en sus inicios las materias primas de la zona, pero ahora con la globalización puedes encontrar de todo en cualquier lugar de España, y podemos hacer un cocido combinando lo mejor de cada zona. El Cocido Multirregional.
Necesitaréis:
1 hueso de jamón
1 trozo de grasa de jamón (o tocino)
300 gr de morcillo de ternera
Garbanzos
1 Morcilla de Burgos
2 Chorizos
300 gr de carne picada mixta (ternera/cerdo)
1 Diente de ajo
Perejil
Miga de pan
Pan rallado
Leche
1 Huevo
100 gr de calabaza
4 Zanahorias
1 Repollo
4 Patatas
2 Cuartos traseros de pollo
Sal
Muy bien. Habéis detectado que el aceite está en la foto y no forma parte de los ingredientes. Esto es como lo de buscar a Wally, pero en busca del ingrediente impostor.
Los garbanzos podemos comprarlos secos, en cuyo caso debemos ponerlos en remojo la noche anterior, o de bote ya cocidos, con lo que perderemos un poco de calidad (no mucha), y nos ahorraremos trabajo y el ataque del amigo de Frau Merkel, Herr Alzheimer.
Una vez vistas las fotos de todos los ingredientes. Algunos salen en fotos separadas porque por motivos de agenda eran requeridos en otras recetas en esos momentos. Aunque finalmente pudieron estar presentes para participar en la realización de este plato. Aprovecho para agradecerles a todos el esfuerzo que han realizado dedicándonos lo mejor de ellos. ¡Slurp. Aaaarggggglllll!
Como decía, una vez vistas las fotos, llenamos la olla a presión, o la olla rápida (por qué se llamará así, si cada vez que quiero cogerla la pillo enseguida), con un poco de agua. Yo para una olla de 6 litros pongo 1 litro y medio de agua. Luego, si sobra se puede vaciar.
Encendemos el fuego y ponemos la olla encima. El primer ingrediente a introducir es la calabaza cortada en cuadraditos para que se deshaga los máximo posible, y así le dé sabor y espesor al caldo.
Añadimos la grasa del jamón (o el tocino), el hueso de jamón, y los garbanzos (si no son de bote).
Pelamos las patatas, pero no las metemos en la olla, las reservamos.
Cortamos el repollo en cuatro trozos, pero yo usaré solo dos, por la capacidad de la olla.
Introducimos el repollo y las zanahorias peladas en la perola.
A continuación preparamos la pelota.
Salamos la carne picada.
Picamos el diente de ajo.
Mojamos un poco de miga de pan en leche.
Mezclamos el perejil picado con la carne idem.
Batimos un huevo.
Añadimos el ajo, el huevo, y la miga de pan, a la carne masacrada, quiero decir picada.
Espolvoreamos un poco de pan rallado sobre la carne, y le vamos dando forma de pelota. Vamos espolvoreando más pan rallado si vemos que la forma no se mantiene.
Finalmente obtenemos algo como esto. Un superalbondigón.
Preparamos: los cuartos traseros de pollo, el morcillo, los chorizos, media morcilla de Burgos, las patatas y una pastilla de Avecrem, y una vez que lleven cociendo el resto de los ingredientes unos 20 minutos lo añadimos todo a la olla.
Introducimos también los garbanzos (si hemos optado por usar los de bote que ya están cocidos)
Cerramos la olla, la salida de vapor y el pestillo (de color naranja en mi caso), y lo dejamos cocer a fuego fuerte (5 de 6) hasta que empiece a liberar vapor, momento en que bajamos el fuego (3,5 de 6) y abrimos la salida de vapor hasta la mitad.
Se deja cociendo 10 minutos más y se apaga el fuego.
Si tenéis terraza, para evitar que siga cociéndose como un vulgar borrachuzo, podéis llevar la olla (sin abrir y sin quemaros) hasta ella, colocarla en el suelo, y abrir la salida de vapor a tope. Recomiendo no ser curioso y no ponerse delante para ver como sale, podéis terminar con quemaduras de tercer grado y más ciegos que un gato de yeso.
Una vez que todo el vapor haya salido podréis abrir la olla y el resultado será éste, o algo similar.
Y una vez distribuido en platos os queda un cocido que ríete tú de La Bola, Malacatín, etc.
Huelga decirlo, pero ya sabéis que el caldo lo podéis tomar solo, como consomé, o cociendo unos fideos (de 6 a 8 minutos).
Abajo podéis ver un ejemplo de un primer plato (consomé o sopa) y un segundo plato (cocido) ya listo para devorar.
¿Porqué le he puesto el nombre de multirregional? Porque lleva la pelota, que es típica de la zona mediterránea. Hay muchas formas de prepararla, según sea la valenciana, la catalana,..., pero este es un ingrediente de esta parte de nuestra geografía. También lleva morcillo, garbanzos y pollo, algo típico de la zona centro, Madrid. El repollo es una importación gallega, o sospecho que es gallega porque se lo pone mi mujer desde que la conozco. El tocino pertenece a varias regiones, Madrid, Andalucía (allí se llama pringá). Y si se quiere experimentar, se puede sustituir el repollo por berza, por tagarnina, o por acelgas, con lo que abarcaríamos desde Galicia a Andalucía.
Cada región nos aporta lo mejor de su gastronomía, y juntándolo todo obtenemos una delicia que no conseguiríamos ni de coña por separado.
La unión hace la fuerza, y el colesterol, pero que rico está el colesterol.