viernes, 30 de abril de 2010

La matemática de las ideologías


Está reciente la paliza que le ha propinado un antifascista a un fascista en el Metro de Madrid. Hace algún tiempo ocurría lo propio aunque en sentido inverso. Y la de veces que ocurrirá cada mes sin que salga reseña alguna en los Telediarios.

Matemáticamente es demostrable que cualquier ideología llevada al extremo se iguala a la opuesta. ¿Por qué? Porque la curva que describe las ideologías tiene forma de elipse, en la que te puedes desplazar a izquierda o derecha (eje X, que simboliza la ideología) hasta alcanzar un máximo (A', A), a partir del cual, crece la radicalización (eje Y), y en lugar de avanzar retrocedes hasta alcanzar el mismo grado de extremismo que si hubieras optado por la ideología inversa (B).

El margen entre los máximos del eje X, por debajo de cero en el eje Y, es el margen aceptable de convivencia. El margen por encima de cero en el eje Y, marca el intervalo de radicalización excesiva que llega a su punto más alto en la dictadura. ¿Dictadura de izquierdas o de derechas? ¿Extremismo de izquierdas o de derechas? ¡Que más da!, se ve claramente en el gráfico que coinciden (B).

5 comentarios:

JuanRa Diablo dijo...

La esencia la he pillado, desde luego, pero no intentes profundizar matemáticamente conmigo que soy de letras y los números se me dieron fatal siempre. :p

Esto es un poco como el absurdo de decir "habría que colgar al que inventó la pena de muerte". Los extremismos son irracionales siempre.

Un saludo!

Sebastián Puig dijo...

Muy original tu propuesta. ¿Será que te estrujas las cervicales en vez del cerebro y por eso te salen entradas tan buenas pero te quedas tan jodido?

hitlodeo dijo...

Hola JuanRa, tú lo has dicho, los extremismos son igual de malos todos. Ahora, si has pillado la esencia de mi locura yo de ti me preocuparía :D

Hola Sebas. Lo de mis cervicales no creo que tenga arreglo. Empiezo a pensar que es una derivada de la degeneración de mi cerebro. Porfa que no siga bajando, o que no baje mucho. Lo digo porque bailo el Hula-hop cojonudamente, no vayas a pensar otra cosa.
Un abrazo a ambos.

LastChild dijo...

Se lo merecía, ¿no?
Yo no comulgo con eso de poner la otra mejilla. No creo en la justicia que ampara al criminal. ¿Soy extremista por eso? Puede ser. Tu post me ha hecho pensar mucho.
Siempre he dicho que yo no valdría para juez porque a los violadores los condenaría a ser violados, a los asesinos a morir ejecutados a manos de las familias de sus víctimas, etc. No concibo la justicia propiamente dicha de otra manera. Soy extremista... Puede ser. Nunca lo había visto de esa manera. Es cierto, pero si la justicia fuese distinta los criminales se lo pensarían dos veces antes de actuar. Hoy por hoy están muy bien en la cárcel, a pensión completa. Y además luego salen con paro y todo.
Los delincuentes cada vez son más jóvenes.
¿Nos cruzamos de brazos y miramos?
Que conste que no simpatizo con ninguna ideología.
Buena teoría, Hit.

hitlodeo dijo...

Aunque haya escrito el post, yo tampoco soy perfecto, y a muchos asesinos me gustaría verlos muertos. Soy humano, y creo que hay gente irreconducible.
Pero en este caso me refiero a las luchas ideológicas, en las que los extremos llevan a la misma conducta y estupidez. Y más concretamente al último suceso del Metro de Madrid, en la que un individuo agredió a otro a patadas.
Casi podría compartir tu forma de pensar en este caso Last, sino supiera (vía Telediario) que el agresor ha sido detenido varias veces por agresiones y otras lindezas.
Él tampoco es una persona a admirar. No es una madre o un padre roto por que hayan violado o matado a su hijo/a, es otro igual que el fascista que mató a Palomino, sólo que en este caso forma parte del grupo contrario, el antifascista.
Y por eso llego a la conclusión de que los extremos no son buenos, ni diferentes. Son igual de peligrosos.
Un abrazo Last