viernes, 25 de abril de 2014

EL RISOTTO DE MARÍA JOSÉ

Dentro de mi deuda de recetas se encuentra, o se encontraba, la de hoy. Es una receta que me pidió que hiciera María José. Es curioso que me encargara hacer un Risotto, ya que cuando paso por su oficina suelo hacer unas risas, con ella y con Concha, su compi de batalla. La verdad es que se respira un ambiente muy bueno en ella. Tengo que copiar la distribución de los muebles porque esto va a ser cosa del Feng Shui.

No se me olvida mi primer encuentro con ella hace unos años. Yo llevaba pocos días en el edificio, y de repente mis compañeros empezaron a gritar: ¡Hit, rápido, tenemos que bajar a la sexta planta! ¡Corre, ya estamos todos en el ascensor! Yo no entendía a que venía esa prisa, pero me dirigí al ascensor. Al llegar a la sexta planta salieron todos como si hubiera estornudado la cabina, y alguno se giró para decirme: ¡Corre, hay que darse prisa! Yo continuaba sin entender nada, estaba flipando, alucinaba en colores, y ese día no me había fumado ningún canuto. Caminaba siguiéndolos pero me quedé algo rezagado, y al pasar por la puerta de la oficina de María José le escuché decir: ¡Vamos, corre, qué alguno se ha dejado el zapatito en la escalera como la Cenicienta! Me giré, vi esa sonrisa suya de niña traviesa, y me descojoné por dentro. Desde ese momento me cayó bien.

A lo largo de estos años he bajado de vez en cuando a reírme un rato, primero con nuestras charlas sobre la infancia a las que bautizamos como "Cuéntame". Ya quisieran los de Cuéntame tener unos guiones como los que salían de nuestros recuerdos. Otras veces hemos charlado de Clint Eastwood, al que los dos admiramos, y con el que yo simulo tener un parecido. ¡Cómo un huevo a una castaña!, pero sirve para ALEGRARME EL DÍA. Otras veces simplemente hemos hablado de chascarrillos, o de payasadas que había hecho yo (a veces creo que equivoqué la profesión), incluso allí surgió la receta de las DIVERCHICHAS. Y siempre, siempre, me he reído un montón.

Así que, aunque la receta no es sencilla, recopilé información y elaboré esta variedad de Risotto.

Necesitaréis:

4 Vasitos de arroz
Champiñones crudos laminados
Taquitos de jamón
Queso rallado parmesano
1 Cebolla
1 Cucharada sopera de mantequilla
1 Vasito de vino blanco
8 Vasitos de caldo de carne (1 litro aproximadamente)
1 Cucharada de harina
Pimienta
Sal
Una rama de perejil










Mezclamos la harina con el parmesano rallado, y colocamos la mezcla sobre una bandeja para el horno recubierta con papel sulfurizado. Podemos hacer cualquier figura con el queso. 
Debemos tener cuidado con el parmesano, es un queso de sabor fuerte. Se puede usar otro tipo de queso si este no os gusta.




Calentamos el horno a 180 grados durante 10 minutos, y luego metemos la bandeja con el queso. Cuando esté horneado, sacamos la bandeja, dejamos que se enfríe un poco, separamos el queso del papel, y lo reservamos.




 


Limpiamos y troceamos los champiñones.




Picamos la cebolla.




Cogemos la mantequilla y,...¡No, ni último tango ni primero!...Vamos a centrarnos.





Colocamos una cacerola en el fuego, y ponemos dentro la mantequilla.
Mientras colocamos el caldo de carne en un cazo y lo hervimos.






Añadimos la cebolla, y la rehogamos hasta que quede algo transparente.





Incorporamos el jamón picado y los champiñones, y los cocinamos durante unos minutos.






Agregamos el vino y dejamos que se reduzca un poco el alcohol.




Añadimos el arroz y lo removemos unos instantes.





Lo cubrimos con seis vasitos del caldo hirviendo.






Salpimentamos, y lo llevamos a ebullición, cocinándolo unos 17 minutos, añadiendo el resto del caldo poco a poco según se vaya evaporando, y removiendolo.
El Risotto es un arroz que debe quedar meloso, por tanto no debemos dejar que se evapore todo el caldo.








Separamos el arroz del fuego, le añadimos tres cucharadas soperas de queso parmesano rallado, mezclamos, y lo dejamos reposar un poco. 





Finalmente tenemos nuestro Risotto listo para servir y comer inmediatamente. Este arroz frío no vale nada, y recalentado pierde muchísimo.






El plato, una vez adornado con el perejil y con la figura de parmesano que hayamos elegido, nos quedaría como el de abajo.








Como todos los platos que preparo, este ha pasado la prueba de calidad más exigente del mundo: lo han probado mis hijos y les ha gustado.

Al final lo he hecho María José. He tardado porque necesitaba que se fuera todo el mundo de casa. Ya sabes que "yo trabajo solo".

Que lo disfrutéis.







viernes, 11 de abril de 2014

TALLARINES DE SEPIA CON VERDURAS

Todo comenzó hace muchos años, demasiados desde mi punto de vista. Quizás porque mi niñez sigue buceando en la playa, de la Parajola hasta el Portús, sigue buscando en el azul: rascacios, sargos y sepias. Soy cantor, soy embustero, me gusta el juego y el vino, tengo alma de marinero. Qué le voy a hacer, si yo nací en el Mediterráneo.

Y todo esto para aclarar que una vez hecha la receta de las Espinacas Marineras, mi amiga Pepa la leyó y me enseñó otra receta con sepia muy rica y muy curiosa. Lo que la hace especial es el toque imaginativo de convertir la sepia en tallarines cortándola en tiras muy finas. Y también la sencillez de la preparación. En poco más de 10 minutos tienes un plato de comida listo. Pepa me ha recomendado varios platos, y aparte de lo buenos que estaban todos, la característica común de todos ellos es su sencillez. Pepa es así, práctica y eficiente. Por eso cuando me recomienda algo para comer lo pruebo lo antes posible.

Ciertamente, en mi trabajo, tengo un montón de amigos/as que me hacen sugerencias deliciosas y divertidas. Más de una ya las habéis visto en estas páginas. Y aún tengo pendientes algunas. Pero éstas también aparecerán en el blog. Podéis estar seguros. Palabra de Clint. Clint, Anibal, Homer, Publio Cornelio Escipión,..., ya sabéis, son las ventajas de la esquizofrenia. 


Necesitaréis:

1 Sepia
1 Bolsa de Salteado de Verduras con Brécol (yo compré Findus Salteado Tradicional porque no encontré el Hacendado, que fue el que me recomendó Pepa)
1 Diente de ajo
Pimentón
Aceite
Sal






Cortamos la sepia en tiras finas para darle un aspecto similar a los tallarines.






Picamos el ajo.







Ponemos un poco de aceite en una sartén.







Cuando el aceite esté caliente le añadimos el ajo.






Y los tallarines de sepia.
Rehogamos todo unos minutos para que se vaya cocinando la jibia, que es como se llama la sepia en la zona de Cartagena. En Madrid dices jibia y tienes bronca porque significa marica. Imagínate que sueltas con deje andaluz: ¿Me pones un poco jibia?, automáticamente te sueltan: Yo solo pongo a las tías, maricón. Hay que dominar todos los dialectos para evitar follones.







Añadimos una cucharadita de pimentón y removemos rápidamente para que no se queme.






A continuación vertemos el contenido de la bolsa de verduras congeladas, y la cocinamos unos 7 minutos.






Salamos el contenido, probándolo para dejarlo a nuestro gusto.







Lo servimos, y tenemos un plato rico, facilísimo de preparar, y con menos calorías que un trozo de hielo.









Ideal para comenzar a preparar la operación bikini. Con recetas como ésta nos vais a dejar a todos bizcos de mirar por el rabillo del ojo este verano.





viernes, 4 de abril de 2014

BERENJENAS EN BESAMEL

Esta es una receta de las que me hicieron recopilar la sabiduría de mi joven madre de 30 años en este blog. Mi hijo, llegada una edad, se hizo la pregunta de cómo podía tener mi madre menos años que yo. ¡Tierna infancia! Todavía creía que la edad de las mujeres seguía la lógica de las matemáticas. Creo que con 16 años ya ha superado esa creencia. Primero cae el mito del Ratón Pérez, los Reyes Magos, Papa "CocaCola" Noel,..., y finalmente la edad de las mujeres. Nunca cumplen más de 30 años. Incluso ahora, a las más modernas, a esas que dicen que no les importa que se sepa su edad, a esas, diles una edad superior en un día a la que tienen. Lo que te sucederá es una lección que mi hijo todavía debe aprender, y sufrir en sus propias carnes.

Sí. Se me ha vuelto a ir la pinza. ¿De qué iba esto? ¡Ah, sí! Mi madre encontró esta receta en un restaurante hace años, y la lleva haciendo desde entonces. Es una receta deliciosa, y sí, lleva berenjenas. Empiezo a creer que tengo algún tipo de psicosis con las berenjenas. En mi vida la psicosis es un estado normal, pero la que me une a las berenjenas es algo difícil de explicar. Creo que si viera una berenjena en una discoteca le tiraría los tejos. ¡Dios, mañana me va a doler mucho la cabeza! Y eso que había prometido no volver a beber más.

La cuestión es que recordé esta receta y me dispuse a hacerla. A mostrarla al mundo. A difundir la buena nueva. A...Vale, ya paro.

En fin, que cuando me puse a realizarla me di cuenta de que no tenía una cazuela de barro ¡Qué eso no importa! En cuanto al sabor estoy de acuerdo, pero el sentido del gusto tiene una parte, y nada pequeña, que se encuentra ubicada en los ojos. Si saboreáis esta receta como yo la describo alucinaréis, pero si además la hacéis en una cazuela de barro alucinaréis antes de probarla. Todos, hombres y mujeres, comemos primero con la vista, y me refiero a todos los ámbitos de la vida. El Séneca del JB me llaman.

Si podéis, hacedla en una fuente de barro para el horno, yo no tengo y la he hecho en una de pirex. So Pirex, just Pirex,..., como la canción de Michael Jackson ¡Vale! Ya no bebo más.

Para hacer esta receta necesitaréis:

1 Berejena
Jamón en taquitos (que no esté salado)
Foie gras
Queso rallado para gratinar
Harina
Besamel (He descubierto una de bote que está exquisita: Santa Teresa. Está suelta y muy rica)
Aceite











Sí. También hay una cerveza entre los ingredientes, pero solo es para engrasar la garganta del cocinero.

Cortamos la berenjena en rodajas, ni muy finas ni muy gordas, les echamos sal, y las dejamos que expulsen el amargor durante unos 20 minutos. Al terminar las secamos con papel de cocina y las reservamos.






Ponemos harina en un plato y pasamos las berenjenas por ella.






Vertemos gran parte de la besamel en un cuenco, y le añadimos una cucharada de foie gras.






Mezclamos bien el foie gras y la besamel con un tenedor. 





Freímos las berenjenas enharinadas, y las sacamos a un plato con papel de cocina para que absorban el exceso de aceite. 






Pasamos el jamón un segundo por la sartén (con el mismo aceite de las berenjenas), y lo reservamos.





Cogemos una fuente, a ser posible de barro, y sino que valga para el horno. Colocamos una capa de berenjenas, y espolvoreamos un poco del jamón frito.







Esparcimos una capa de la besamel mezclada con el foie gras, y sobre ella comenzamos de nuevo con otra capa de berenjenas y jamón. Podemos hacer todas las capas que queramos, pero a la última no le pondremos la besamel mezclada por encima.






Finalmente extendemos una capa de besamel sin mezclar, y cubrimos con el queso rallado.






Precalentamos el horno en función de gratinado, entre 5 y 10 minutos a 180 grados, e introducimos la fuente.






El resultado lo podéis ver abajo. Una verdadera delicia. Si me dan a elegir entre unas nécoras de la Ría o este plato, elijo este plato, y me chiflan las nécoras. Con esto os digo todo.










En la foto inicial aparece un salero. La sal no se utiliza en esta receta, ya coge la que necesita del jamón. De hecho hay que elegir un buen jamón para que no nos quede salada.

También os recomiendo la besamel de la marca Santa Teresa, es la mejor que he probado, supera con creces a la Knorr. Está más suelta y el sabor es prácticamente casero. Eso sí, aquella hay que conservarla en el frigorífico.

Tengo que plantearme cobrar por la publicidad ¡Nunca aprenderé! 

Espero que os guste.